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ADVERTENCIA: Capítulo con contenido +18 explícito.
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Un inquieto movimiento hizo que Rindou se despertara, abriendo sus ojos poco a poco con enorme pesadez. Al abrirlos por completo, observó a Sarka durmiendo junto a él, quien estaba moviéndose de un lado a otro en la cama logrando zafarse de los brazos del peli violeta.
Se recargó sobre su palma derecha, observando como ella se giraba dándole la espalda y continuando con su profundo sueño.
Posó su vista desde su posición sobre el ventanal, percatandose de que el sol ya había salido por completo.
Se levantó de la cama dirigiéndose al baño para darse una corta pero relajante ducha. Al salir vio a Sarka aún durmiendo, ahora boca abajo y del lado en el que él había dormido. Se colocó solo un short algo suelto y salió hacia la cocina, comenzando a preparar el desayuno.
Al rededor de media hora después, entró nuevamente al cuarto con la idea de despertar a Sarka, quien para su sorpresa ya lo estaba.
—¿Cómo dormiste? —preguntó Rindou caminando hacia la cama, quedando frente a esta.
—Bien —respondió formando una leve sonrisa.
—Dejé algunas cosas en el baño por si quieres asearte. También lavé tu vestido, pero aún está en la secadora —recargó su espalda desnuda sobre el armario que estaba tras él.
Sarka se levantó de la cama dirigiéndose al baño, donde encontró sobre el lavamanos algo de dentífrico, crema corporal, un cepillo de dientes nuevo y algunas otras cosas.
Al finalizar, se dirigió a la cocina donde Rindou se encontraba sirviendo la comida en un par de platos. Había preparado huevos y algo de tocino frito junto con una jarra de jugo de mandarina.
—Siéntate, iré por tu vestido —anunció Rindou colocando un plato sobre la mesa, frente a ella.
Se sentó al perder de vista al chico, sirviendo un vaso de jugo y llevándolo a sus labios. Al haber lavado sus dientes recientemente, la mezcla del sabor del jugo y la sensación que dejó la pasta dental en su boca no fue la mejor.
Rindou regresó sin el vestido, sentándose frente a ella.
—Dejé tu ropa en la cama —mencionó sirviendo un vaso de jugo y comenzó a comer.
—¿Aparecieron mis bragas? —preguntó comenzado a comer junto a él.
—No, solo es el vestido —ella sabía que le estaba mintiendo—. ¿Quieres hacer algo más tarde? —cuestionó mirando su plato mientras comía.
—¿Hoy? —dio nuevamente un sorbo a su jugo, cuando su paladar comenzó a aceptar el sabor de este.
—Si. Iré al trabajo en unas horas pero podemos hacer algo en la tarde, si quieres —señaló ahora mirándola a la cara.
