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Casi un mes más había pasado. Sarka leía su periódico diario, el cual llevaba la fecha del día: 7 de Mayo del 2018.
Tomaba su desayuno junto a Kirda, en las últimas semanas, el peli blanco estuvo pasando más tiempo con ella, era algo agradable para ambos. A diferencia de él, Serguéi pasaba aún menos tiempo en casa del que solía pasar antes, había venido solo tres o cuatro veces, entraba al despacho por algunos documentos y volvía a irse, siempre sin decir nada.
Las cosas parecían ir bien y mal al mismo tiempo: las ventas del Gallyut estaban incrementando de sobremanera, las embarcaciones que venían desde Rusia eran más continuas ya que la mercancía se vendía como agua, y con Rindou todo iba de maravilla a su parecer, salían todos los días a diversos lugares, mayormente en la tarde y noche, ya que era la hora en la que ambos estaban desocupados. Las salidas a la playa, el parque de diversiones, el acuario, algunas casas de té... todo era muy lindo, sin mencionar las maravillosas folladas que venían luego de estas; tener sexo en el auto o en la casa de Rindou ya era algo rutinario.
Pero no todo era color de rosa, el día en que Sarka y Rindou habían quedado de encontrarse con el fiscal para que este les entregara las grabaciones de las cámaras de seguridad, su secretaria canceló la reunión alegando que el hombre había salido del país por tiempo indefinido, supuestamente alguien lo amenazaba de muerte. El fiscal se comprometió a enviar los vídeos, pero no dio una fecha concreta.
Eso había enfurecido a Sarka, no solo por la "pequeña" gratificación monetaria que se le había entregado al fiscal, sino también por que sentía que estaba cada vez más lejos de encontrar al culpable del atentado de Ken.
Los "Japan Dark", aquella organización a la que Gavrel Volkov había asesinado a su líder y la cual tenían como inicial sospechosa, fue descartada luego de hablar con uno de los pocos hombres que quedaban de ella...
—Tu nombre real es Yiwa Nakoto, tienes treinta y nueve años, dos hijas que cursan secundaria y un hijo mayor en preparatoria, tu madre vive en el campo y tu esposa está internada en el hospital desde hace dos años —habló Sarka leyendo una carpeta con varias hojas donde se mostraba la información de aquel hombre, el cual se encontraba amarrado a una silla y contaba ya con varios golpes en la cara y cuerpo—. Si cooperas conmigo y me dices lo que quiero saber, nada malo les pasará y tú podrás regresar sano y salvo a casa —sonrió forzadamente.
—¡Por favor! —gritó alterado—. ¡Ya le dije que no sé nada!...Japan Dark se disolvió pocos años después de la muerte del líder y fundador, los pocos miembros que quedamos nos dedicamos a hacer trabajos leves, un poco de venta de drogas, extorsión y asalto, no secuestramos a nadie y mucho menos entramos a golpearlos en su propia casa...no tengo idea de quien sea ese tal Ken Ryuguji y tampoco tenemos motivos para haberlo herido de esa forma —su voz comenzó a quebrarse y varias lágrimas salieron de sus ojos—. ¡Lo juro!...Por favor no le hagan nada a mi familia —pidió en medio del llanto.
