Capítulo 45

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Sus labios no tardaron en encontrar los míos, quería resistirme, darle a saber lo cuanto me molesta que me oculte cosas, pero sin embargo en esta lucha constante contra mi misma, siempre pierdo, mis manos parecen cobrar vida propia y subir desde su abdomen hasta su suave pelo, el me besa delicadamente como si nuestros labios fueran frágiles cristales a punto de estrellarse contra el suelo.

De repente siento ganas de llorar pero un inmenso amor nace desde mi interior, odio cuando mis emociones explotan, no se que hacer, separarme de el ahora mismo se me hace imposible pero duele saber que amas mucho a alguien aunque ese amor sea no correspondido, aunque el no me ame ni siquiera me quiera, esas palabras nunca salieron de su boca y por mas insignificante que sea lo note.

El se separa de mi solo unos pocos centímetros, nuestras respiraciones se mezclan y mi corazón comienza a latir aun mas fuerte al encontrarme con sus ojos avellana llenos de pasión.

-Yo también tengo un regalo para ti-murmuró aun sobre mis labios- pero quiero esperar hasta la mañana.

La decepción me inundo, un tonto pensamiento había cruzado mi mente cuando el me beso pero obviamente el no piensa hacerme sentir amada esta noche y sin embargo es el único regalo que quiero.

Al instante sus labios vuelven a chocar los míos y largo un pequeño grito de sorpresa en su boca por lo cual el ríe, esta vez el beso es mas apasionado, poco a poco va subiendo la intensidad, me sobresalto al sentir el choque entre nuestras lenguas, sus manos recorren mi cintura por la cual bajan lentamente hasta mi trasero, por instinto propio el me insinúa que lo rodé con mis piernas y es justo lo que hago, algo nace dentro de mi, una llamarada de fuego que solo se alivia con el toque de Steven, sus pies comienzan a moverse, sin dejar de besarnos, llegamos hacia la puerta mas cercana, entramos en una de las habitaciones de huéspedes y el me deja en la cama, puedo sentir cuanto me quiere ahora mismo, me refiero a mi cuerpo, unas débiles luces llaman mi atención y me obligo a alejarme de Steven, abro mis ojos sorprendida al verme rodeada de velas y pétalos de rosa rojos como la sangre y blancos como la nieve.

Una melodía que no note al entrar suena débilmente en toda la habitación, miro a Steven confundida, el recorre mi mejilla con la yema de sus dedos.

-Es parte del regalo-admitió.

-¿Y que pasaba si yo no iba a tu habitación?-bromee.

-Te hubiera ido a buscar-dijo riendo.

-Eso hubiera funcionado-admití esta vez yo.

Se acerco a mi y me comenzó a besar nuevamente, sus manos viajaron por mis muslos produciendo ondas de electricidad desde mis dedos del pie hasta mi cabello, inconscientemente mi cadera se elevo por un segundo y pude sentir un gruñido por su parte, mis manos encontraron los botones de su camisa y desabotone uno, luego otro y otro y otro, y no tardo en caer, dejando a la vista el hermoso abdomen esculpido de Steven, sin temor alguno recorrí cada linea de sus bíceps de arriba a abajo, en unos minutos mas el hizo desaparecer mi vestido, me encogí al verme tan expuesta, trate de taparme con mis manos pero el en cambio solo las saco y las beso.

-Eres hermosa Alice-susurro roncamente sobre mi oído.

Sus besos vagaron por cada parte de mi cuerpo, entre suspiros y lujuria nos fuimos fundiendo en la pasión de nuestros cuerpos, uniéndonos como uno solo, abriéndonos el uno con el otro, cada segundo siendo malditamente perfecto, el es perfecto.

Solo cuando las velas se fueron consumiendo poco a poco comencé a sentir sueño, me acomode bien sobre el pecho desnudo de Steven y mis manos que se encontraban en su rostro cayeron sobre la altura de su corazón, nuestras respiraciones habían vuelto a ser regulares y lo único que se escuchaba eran sus latidos ya que la música terminó.

Al pensar en todo es como recordar una romántica película, quien diría que el difícil Steven Seymour puede ser un maravilloso romántico cuando se lo propone, me sonreí a mi misma, realmente fue increíble.

Nada a comparación de Cameron, me alegro al saber que la sensación de tenerlo dentro de mi desapareció completamente, el había sido el ultimo y desde entonces el pensamiento me torturaba, un fuerte trueno suena y me sobresalto, ganando una risa de Steven que me atrae aun mas hacia el.

-¿Te lastime?- su voz es cálida y una extrañeza me recorre al ver como alguien se preocupa de ese modo de mi, esa palabra, lastimar, esa pregunta "¿Te lastime?", trae malos recuerdos pero aun así me siento feliz.

-En absoluto no, me alegro de que lo hayas hecho-

Puedo jurar que siento su sonrisa egocéntrica.

-Pues a mi me alegra de que me lo hayas permitido, después de la pésima cena pensé que todo estaba perdido-

-¿Sabes? en las noches podía sentir todavía a Cameron, sus manos sobre mi o su cuerpo y hoy eso cambio, te quiero agradecer Steven-

El aspiro pesadamente y comenzó a acariciar mi cabello.

-Fue todo un placer señorita, cuando quieras podemos repetirlo-

Reí y negué con la cabeza, sus latidos eran lo único que escuchaba acompañado de su respiración, era una sensación hermosa de placer, sus caricias continuaron y sin darme cuenta fui cayendo en un sueño muy profundo, sentí como si me estuviera durmiendo en los brazos de un ángel...

Más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora