Shirohige

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Después de que caí, un hombre alto me apuntó con su espada mientras yo aún estaba adolorida por el golpe ocasionado por la caída y la batalla que había tenido antes de llegar a este extraño mundo.

—¿Quién eres?—Me preguntó con voz fuerte un hombre, y al levantar mi vista me sorprendí por su impresionante apariencia y tamaño.

—Dón... ¿Dónde estoy...?—Dije con la voz débil mientras me apoyaba en mis brazos con dificultad, pues temblaban como gelatina —¡No cambies de tema! ¿Te envió la marina a capturarnos?—Exigió saber aquel hombre.

Después de escuchar esas palabras, logré levantarme después de que algunos huesos rotos se repararon y sentí la hoja de su espada perforar levemente la piel en mi cuello —¿La marina? ¡Por favor! Odio a los soldados más de lo que odio a los asesinos del Aogiri...—Dije frunciendo el ceño.

Aquel hombre tenía unas cicatrices en su pecho, no usaba camisa y era claramente mayor, además de usar un abrigo blanco sobre los hombros y era alto... muy alto, al menos seis metros de alto, y tenía una peculiar barba blanca en la cara.

El hombre no suavizó su expresión, sólo preguntó de nuevo —¿Quién eres?—Miré al hombre y luego vi a mi alrededor, estaba rodeada, y no solo por el agua del mar, sino por los tripulantes de este barco, además de que mi ropa estaba seca y reparada y yo no sabía por qué —No tengo por qué responderte...—Le dije frunciendo el ceño con molestia y chistando.

—¿Quieres morir?—Dijo uno de los tripulantes, no supe quién —Inténtenlo, no son los primeros ni serán los últimos—Le respondí con seguridad, aún usaba la máscara, así que no sabían que estaba haciendo una mueca de desagrado ante el fuerte aroma a alcohol que había en ellos.

Finalmente suspiré al olfatear el olor a pólvora cerca de mí y al sentir una diminuta perforación en mi piel, justo en el cuello, donde aquel hombre de barba blanca estaba apuntando —Bien... me llamo Júpiter—Dije finalmente, usando el nombre que había estado usando por los últimos cinco años.

El hombre gigante finalmente apartó su espada, y estaba a punto de revisar el pequeño corte en mi garganta, pero yo simplemente limpié la sangre de mi cuello con el guante negro sin dedos de mi traje y me quité la máscara que usaba para ocultar mi rostro y mi vergüenza.

Solté mi cabello celeste, casi blanco, de la coleta alta que siempre me hacía, me desabroché la máscara y me revelé tal cual era, una joven de dieciocho años que medía ciento setenta y un centímetros de alto, con cabello celeste casi blanco y que padecía de heterocromía...

Mi ojo izquierdo era rojo como la sangre, y el derecho era azul como el cielo, pero cuando sacaba mi kagune se teñía de rojo y negro, algo que era bastante normal, pero era mi mayor vergüenza por lo extraño de la condición.

Los hombres alrededor se sorprendieron por mi apariencia, y exclamaron asombrados por mi "belleza", no sabía si tomarlo como un alago o un insulto, así que sólo permanecí neutral, fingiendo que no los escuchaba.

El hombre alto con barba blanca se presentó finalmente después de que me quité la máscara y dejé de estar a la defensiva —Bueno Júpiter, estás ahora en el barco de los Piratas de Shirohige, y yo soy el capitán, Shirohige Edward Newgate—Dijo Shirohige con una amplia sonrisa que no me molestó ni me agradó, sólo me dio lo mismo.

Fruncí el ceño al recordar que estaba sobre un barco, en medio de la nada, sin saber realmente cómo demonios llegué ahí —¿Dónde está la tierra más cercana?—Dije mientras miraba hacia el horizonte —No creo que quieras llegar allí sobre un barco pirata...—Dijo un hombre rubio que olía a fuego —Me da lo mismo... no soporto el aroma a pólvora—Dije frunciendo la nariz.

El fénix y la rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora