Sorpresa...

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Por desgracia para nosotros, tardamos bastante en encontrar el camino a una aldea, y más aún porque este idiota con el que viajaba peleaba con todo lo que se interpusiera en su camino, al final, la noche nos tomó por sorpresa —Bueno, tendremos que dormir aquí—Dije un poco molesta.

Pero antes de poder hacer o decir nada para reclamarle, escuché un fuerte ronquido detrás mío —Maldición...—Dije por lo bajo.

Saqué de mi mochila una pequeña manta que llevaba para estos casos y me acomodé al lado de el idiota de fuego, su cuerpo siempre emanaba calor por lo que era muy bueno tenerlo cerca en lugares fríos como ahora (la única utilidad que le encuentro en estos casos).

Nos despertamos al día siguiente para poder llegar al pueblo más cercano, y nos detuvimos ahí para comer y beber agua, también a comprar las provisiones que perdimos antes por culpa de Luffy, llenar nuestras cantimploras de nuevo y esperar a ver si Luffy y sus nakamas llegaban aquí.

Escuchamos a unos tipos hablar sobre huir de algo, pero Ace ni se inmutó, sólo les dijo —Tienen valor para llamarse a sí mismos la Armada Rebelde con esa actitud tan cobarde—.

Ace giró la cabeza para ver a los hombres y dijo —Para ser cuatro tipos tan grandes, tratan de hacer algo muy bajo—.

Los tipos se ofendieron por el comentario —¿Quién demonios eres tú? ¡Métete en tus asuntos! ¿Cuándo entraste aquí?—Preguntó el más alto del grupo —¡Ladrón de comida!—Dijo el más bajo.

Ace entrecerró los ojos con furia y los golpeó, venciéndolos con facilidad, haciéndome suspirar de frustración mientras lo veía seguir comiendo tranquilo después de lo que hizo —Más por favor—Pidió Ace a la única persona (a parte de nosotros y los noqueados) que estaba ahí.

—¡Sí, sí, sí, sí! Por favor disculpe nuestra impertinencia—Dijo el hombre nervioso, más bien asustado, vio cómo Ace golpeaba a sus compañeros y eso asustaba a muchos... a mí no, ya me había acostumbrado —Aquí la comida es buena—Dijo Ace con la boca llena —¡Sí! ¡Gracias, señor!—Dijo el hombre.

No se movía de su lugar, pero miró a sus compañeros noqueados y se arrodilló ante Ace, haciendo una reverencia —¡Le ruego que nos perdone! ¡Ahora estoy al tanto de que no es un hombre corriente! Como puede ver, no somos rivales para los Piratas de la Arena ¡Necesitamos que peleé por nosotros! ¡Por favor, préstenos su fuerza!—Rogó el hombre.

—Bueno, supongo que puedo ayudarles... con una condición—Dijo el idiota de Ace —¡Claro, lo que sea!—Respondió el hombre y me concentré en pensar ¿Por qué acepté viajar con él?.

Regresamos en la misma cosa que parecía una salamandra y un trineo de arena lleno de comida, agua y algunas otras cosas necesarias.

—¡HEY!—Gritó Ace —¡HEY!—Volvió a gritar —¡Ace!—Gritó Luffy mientras corría hacia nosotros.

—¿Qué demonios es eso?—Preguntó Luffy una vez frente a nosotros, haciendo obvia referencia a la salamandra gigante que estábamos montando —Bueno, bueno, dijeron que venían los Piratas de la Arena, pero sólo son ustedes—Dijo Ace —¿Eh? ¿De qué hablas? Si buscas a los Piratas de la Arena, se fueron hace un momento—Dijo Luffy.

—Oh ¿En serio? Bueno, no importa de todas formas, Luffy ¡Mira esto! ¡Traje una gran cantidad de comida y agua para ustedes!—Dijo Ace señalando el trineo de arena detrás de nosotros.

—Wow ¡Oye, muchas gracias! Parece que no tendremos que preocuparnos por la comida por un tiempo—Dijo Sanji —Eres genial, Ace—Dijo Usopp —¡Claro que lo es! No como cierto hermanito menor que conocemos—Dijo Nami sarcástica —Tienes toda la razón—Dijo Usopp en respuesta.

—Tengo la garganta seca—Dijo Chopper agotado —¡Oh, entonces bebe!—Dijo Ace sonriendo al pequeño reno —¡Yo también!—Dijo Luffy —Esto... ¿Ace-san? No creo que tuvieras suficiente dinero para comprar esto... por favor, dime que no lo robaste de esa aldea...—Dijo Vivi.

Ace respondió —Por supuesto que no, lo conseguí de la Armada Rebelde—Contuve con mucho esfuerzo las ganas de golpearlo, MUCHO esfuerzo, en serio.

Pero de repente olfateé el aroma amargo del café en el trineo y saqué un pequeño costal con granos de café tostados y listos para ser convertidos en una buena taza del delicioso líquido negro, le pregunté a Sanji si podía quedármela y él me dijo —¡Claro que sí, Júpiter-chan!—Con ojitos de corazón y moviéndose de forma extraña.

Ellos empezaron a hablar de no sé qué, pero pronto otro aroma a café, uno demasiado familiar y extraño a la vez, inundó mis fosas nasales y caminé hacia la aldea en busca del origen de aquel olor... era un olor único, pero era imposible... ¿cierto?

Al estar caminando por las calles de la aldea llegué a un pequeño local dentro de la aldea, no tenía mucha gente, de hecho sólo había una persona en todo el local, que estaba sirviendo café en vasos de barro decorados y pintados de formas extrañas pero familiares, preparando sándwiches y sirviéndolos en platos igualmente de barro con diseños pintorescos mientras los colocaba en la barra para exponerlos —Bienvenidos—Dijo la persona.

Cuando la persona levantó la cara, mis ojos se abrieron de par en par...

El fénix y la rosaWhere stories live. Discover now