Problemas, de nuevo

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Al caer la noche, la marea estaba tranquila, Irimi se despidió después de cenar y se dirigió a su habitación, y nos dejó a Ace y a mí solos en el comedor, pero ninguno de nosotros habló durante un buen rato.

Yo, harta del silencio, me levanté de la mesa y me dirigí a mi habitación, pero al pasar al lado de Ace, él me sujetó del brazo, se levantó y me jaló hacia su habitación, que estaba más ordenada de lo que pensé que lo estaría.

Tenía un escritorio sobre el que había un mapa de las islas y países del Grand Line, East Blue y North Blue, tenía tachadas todas las islas a las que habíamos ido, también estaba su cama (Soprendentemente tendida a la perfección) y un baúl a los pies de esta, había una lámpara de aceite sobre un mueble al lado de su cama, una ventana bastante amplia tipo mosaico y un montón de mapas guardados en un librero cerca del escritorio.

Ace me tiró encima de la cama y se puso encima de mí, su rostro estaba tan cerca que podía ver perfectamente las pecas de su cara —Oye...—Me llamó para llamar mi atención.

En ése momento dejé de mirar sus pecas y vi sus ojos, unos ojos tan negros como la obsidiana, y sin embargo, de alguna forma brillaban más que el fuego que él emanaba al atacar —¿Qué-qué pasa...?—Pregunté.

Ace se acercó más a mi cara y entrecerró los ojos, juro por Alá que nuestros labios estaban a sólo milímetros de tocarse, podía sentir su respiración sobre mi cara —Tú... ¿Estás enamorada de mí?—Dijo de repente.

Mi rostro enrojeció al punto de que tal vez podría echar humo si le fuera posible —¿Eh? ¿Qué-? ¿Qué dices...? ¡No, definitivamente no! ¡Te equivocas!—Dije nerviosa, tartamudeando incluso y negando con las manos frenéticamente.

Ace tomó mis manos, las entrelazó con las suyas y las puso sobre mi cabeza, para cuando me di cuenta ya estaba besándome de una manera apasionada y no tardé en corresponderle al beso cerrando mis ojos "Maldición, es bueno besando" pensé.

Nuevamente, la cosa empezó a subirse de tono, pero Irimi tocó a la puerta e interrumpió (de nuevo) —Oye, Ace, el Den Den Mushi está sonando ¿Vas a contestar tú o llamó a Júpiter?—Preguntó somnolienta, claramente no sabía lo que estábamos haciendo en la habitación y menos que estábamos juntos.

Ace se levantó y dijo —Voy yo—Y se fue de la habitación con algo sobresaliendo debajo de sus pantalones y los labios rojos e hinchados.

Me levanté y arreglé las arrugas en mi ropa, una vez Ace desapareció después de que Irimi volviera a su habitación, yo me dirigí a la mía y me metí en las sábanas, cubriéndome por completo con las mismas, porque podía sentir mi cara arder de nuevo por la vergüenza, pero debía aceptarlo: el bastardo era bueno besando...

¡No! ¡Ni en broma! Sacudí mi cabeza y salí de debajo de mis sábanas completamente roja, me di un par de golpes en las mejillas y me recosté lista para dormir, apagué la lámpara y cerré los ojos.

Lamentablemente, en mi sueño apareció una imagen no precisamente pura para mi historial, pues veía a Ace de una forma demasiado impura y en una posición nada inmaculada.

Lo que soñé fue tan vergonzoso que me desperté casi de inmediato, sólo para darme cuenta de que el amanecer estaba cerca, pues se veían los primeros rayos de sol por mi ventana.

Me levanté y fui a darme una ducha de agua fría para calmarme y despertar por completo.

Al salir de mi habitación, fui a la cocina y me serví una taza de café junto a un sandwich, me senté en la mesa y empecé a desayunar.

Irimi llegó unos minutos después, dispuesta a preparar el desayuno, pero se sorprendió de verme ya ahí y abrió los ojos sorprendida —Te levantaste más temprano de lo normal—Me dijo mientras se ponía un mandil y se dirigía a la estufa.

Yo sonreí y le mentí —Sí, me dio hambre y tuve que levantarme antes—.

Irimi empezó a preparar más café y empezamos a hablar de cualquier otra cosa que pudiéramos conversar en estos momentos.

Después de que desayunamos, y un par de horas antes de la hora de la comida, apareció Ace en la cocina —Buenos días—Dijo Ace todavía medio adormilado y sentándose en posición de loto en una silla —Buenos días—Dijimos Irimi y yo al mismo tiempo.

Se sirvió un vaso de agua y lo que encontró para desayunar, se sentó y empezó a comer como si no hubiera un mañana, como siempre...

Empecé a conversar con Irimi sobre lo que debíamos hacer al llegar a la próxima isla, mientras Ace dormía y despertaba de vez en cuando.

—Parece Narcolepsia—Dijo Irimi cuando Ace volvió a dormirse mientras iba a dar el bocado a su comida —No lo sé... las cosas aquí son bastante diferentes a como lo eran en Tokio—Le respondí.

Mientras hablábamos de los problemas de sueño de Ace, él se despertó y siguió comiendo, esta vez poniendo atención a lo que conversábamos y opinando de vez en cuando si se le presentaba la oportunidad.

Terminando de desayunar logramos ver a lo lejos una isla, nos preparamos para anclar y bajar a tierra para recolectar información sobre Kurohige, pero nos encargamos de dejar a Ace en el barco esta vez para que no causara problemas innecesarios (lo noqueamos con un golpe en la cabeza a decir verdad).

Irimi y yo bajamos del barco y nos dirigimos al mercado del pueblo para conseguir provisiones nuevas e información.

Primera regla cuando buscas a alguien: donde las masas se reúnen es donde puedes conseguir información, aunque corres el riesgo de que sea información falsa.

Empezamos a hablar y preguntar a mercaderes de la zona, comprando varias cosas para comer durante varios días, hasta que llegamos a un puesto de mercaderes que venían del sur y les preguntamos sobre Kurohige.

—Sí, lo recuerdo, estaba cerca del sur, saqueó nuestras cosechas, por suerte teníamos nuestras reservas escondidas—Nos dijo la jovencita de aquel puesto de frutas y grano.

—Gracias—Le dije y me fui junto a Irimi hacia el barco, donde habíamos dejado a Ace noqueado... o no.

Al llegar a cubierta descubrimos que Ace no estaba donde lo dejamos, y no estaba por ningún lado, así que, después de suspirar de frustración y maldecir en voz alta, bajé del barco y dejé a Irimi a bordo para que me avisara en caso de que Ace regresara.

Caminé por el pueblo, sólo para descubrir que habían marines aquí también, al parecer estaban en busca de mercaderes que conspiraban con piratas, una tripulación secundaria a un Yonkou o algo así.

Sólo eran miembros de bajo rango, pero debía haber alguien de arriba para vigilar el movimiento de los subordinados —Genial...—Dije molesta mirando a los marines moverse por todos los puestos.

Por suerte para mí, en la marina no conocían mi rostro ni mi marca de destinado, pero aún así mi corazón latía a gran velocidad cada vez que pasaba cerca de alguno.

En cuanto pude esconderme saqué mi máscara, un lazo para atar mi cabello y el abrigo estilo militar de color negro, corté parte de la falda del vestido que llevaba puesto y la guardé por si acaso.

Salí y empecé a buscar a Ace, teniendo cuidado de no ser descubierta por los marines que rondaban los alrededores "¿Qué pecado he cometido en mi vida anterior para que tenga que hacer estas cosas?" pensé.

Seguí caminando, oculta por las sombras en los callejones, cuando alcancé a visualizar a Ace, me encaminé hacia él de inmediato, sin embargo, no me di cuenta de en qué momento alguien se puso a mi espalda y me apuntó con su arma a la nuca —Tienes bastante valor presentándote aquí a plena luz del día, Un-ojo—Dijo la voz de un hombre detrás mío.

El fénix y la rosaOnde histórias criam vida. Descubra agora