Que empiece la guerra...

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Detuve mis pasos a la plataforma porque, por lo que vi, aquel ataque era muy poderoso, y temí por la vida de padre por un momento, pero justo cuando aquel ataque estaba por acercarse al Moby Dick, se vio desviado por alguien, y de entre el humo que se formó, surgió la figura de Jozu.

Yo suspiré de alivio y seguí caminando cuando los marines me empujaron al frente, casi consiguiendo que cayera, y cuando llegamos a la plataforma me hicieron arrodillarme al lado de un Almirante vestido de un traje de rayas amarillas —Tch...—Chisté furiosa.

Y ahí, de rodillas frente a la plataforma, vi a Eto seguir devolviendo balas de cañón lejos de los piratas que corrían en el hielo —El búho de un ojo... jamás creí que algún día estaríamos en el mismo bando—Murmuré mirando a Eto pelear esta guerra que no era suya.

Salí de mis pensamientos cuando aquel Almirante de traje amarillo se levantó después de decir algo a lo que no puse especial atención y desapareció convirtiéndose en un destello de luz.

Después, sobre el campo de batalla apareció una luz tan brillante como el Sol, que dejó cegados a muchos, y aunque yo no era mucho la excepción, y usé mi vista para ver a través de aquella luz brillante, descubriendo que era el cuerpo del Almirante.

Su cuerpo se materializó de nuevo y atacó a padre con un montón de esferas de luz, pero antes de que pudieran siquiera tocarlo, un extraño fuego azul salió y detuvo el ataque sin ningún problema.

De la explosión que se creó ante el choque de ambos ataques salió Marco envuelto en brillantes llamas azules, vi que conversó de algo con el almirante al que se enfrentaba y lo vi tomar aquella hermosa forma que nunca pude presenciar antes en las batallas: su cuerpo se cubrió de llamas y se transformó en un ave fénix azul con la marca antigua de Barbablanca en el pecho, eso me hizo darme cuenta de algo, y creo que Eto lo notó también porque dejó de moverse un momento para admirar a Marco.

Poco después, aquel almirante atacó de nuevo a Marco, pero sus esferas de luz no hicieron ningún daño a su cuerpo de llamas azules, sólo lo traspasaban.

El fénix azul volvió a ser Marco aún en el aire, y pateó el brazo del Almirante cuando éste lo bloqueó para que la patada que soltó no le diera en la cara.

—... Chicos...—Dije preocupada, mirando la batalla desde mi sitio, con dos marines apuntando a mi cabeza y a mi vientre con sus armas de fuego, encadenada y arrodillada al lado de un almirante de la marina que usaba gorra y una camisa roja.

Marco mandó a volar a aquel hombre de traje de rayas, que chocó estruendosamente contra el edificio de Marineford y lo hizo explotar, algo que me hizo cerrar los ojos con fuerza y desviar la cara.

Luego de causar alboroto, el hombre de traje amarillo volvió a aparecer intacto y con una postura que derrochaba arrogancia y les gritó a los gigantes que "se pusieran en acción".

De repente, Jozu dio un golpe al suelo y lanzó un gigantesco trozo de hielo hacia la bahía.

El almirante a mi lado se levantó de su asiento, pero no pude oír lo que dijo debido a que una punzada de dolor volvió a mi vientre —¡AGH!—Me quejé y me incliné aún más por el dolor repentino "Lo que sea que hagan, háganlo rápido... no creo poder aguantar mucho" pensé.

Pero un calor abrasador llegó a mí, sacándome de mis pensamientos, y al abrir los ojos vi un gigantesco puño de lava a sólo un metro de distancia de mi cara.

Mis ojos se abrieron tanto como me era posible y vi aquel gigantesco puño destrozar ese gigantesco pedazo de hielo de un sólo golpe, luego aquel puño explotó, y empezó a caer una lluvia de lava sobre los piratas que estaban en el hielo —¡Todos! ¡Debajo de mí!— Gritó Eto.

Todos corrieron a refugiarse debajo de aquel gigantesco monstruo que era Eto en su forma de kakuja y ella los protegía sin rechistar.

—¡Irimi!—Gritó con su voz chillona e Irimi sacó el maletín que Arima me ofreció en Impel Down y sacó aquel kagune que no había visto desde aquel día lluvioso, en ése callejón abandonado...

—Ryouko... san—Murmuré sorprendida, y vi que el quinque que hicieron con la señorita Ryouko protegió a todos debajo de Eto y a Eto misma formando una especie de capullo alrededor de todos ellos, algo que me sorprendió, porque ni siquiera los ghouls podíamos resistir la lava ardiente en la piel.

Sin embargo, antes de pensar de más en eso, una de las rocas volcánicas impactó uno de los barcos al lado del Moby Dick y lo incendió, y pude ver a los tripulantes que habían ahí correr desesperados para evitar ser alcanzados por el fuego y saltar del barco.

Después de que una piedra casi se impactara contra padre y me diera un verdadero susto, sentí un líquido espeso empezar a correr por mis piernas "No... ahora no, Sabo, por favor... sólo resiste un poco más, sólo un poco más" pensé con fuerza y cerré los ojos.

Eto e Irimi, armada con el quinque de Ryouko, empezaron a bloquear las nuevas balas para que no destruyeran el resto de barcos, mientras Koma atacaba y mataba a marines con una espada que le arrebató a un marine muerto por su mano.

Luego de un rato, se escucharon pasos gigantes y sentí un aroma familiar... mis ojos se abrieron de sorpresa y concentré mi sanación en el vientre para dejar de sangrar, aunque no serviría de mucho si no podía nutrir al bebé.

Miré en dirección a donde aparecía un gigante verde con cuernos blancos gigantes sobre su cabeza —¡Ace-kun! ¡Júpiter-chan!—Pronunció aquella voz gutural que nunca olvidaría ni aunque muriera y volviera a nacer —Little-san—Dije mirando a aquel gigante con mis ojos inundados por las lágrimas.

El gigante rugió y alzó sus grandes y poderosos brazos —¡Oz!—Gritó Ace —¡Ace-kun es una buena persona! ¡Júpiter-chan es una amable y hermosa persona de gran corazón! ¡No permitiré... que mueran!—Dijo Oz con sus ojos fijos en nosotros.

El fénix y la rosaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن