Juntos

12 0 0
                                    

La segunda madrugada después de abandonar el Moby Dick me alcanzó pronto mientras yo estaba envuelta y hecha bolita en una pequeña manta que logré traer para esto, pero justo cuando estaba despertándome, una gran sobre se cernió sobre mi pequeño bote y noté una gran edificación de metal frente a mí, entonces supe que esta era la cede de la "justicia", la Marineford, el lugar donde ejecutarían públicamente a Ace.

Un buque de la marine estaba frente a mí, y parecía que todos estaban ocupados, porque nadie notó que yo estaba ahí.

Abrieron aquellas grandes puertas metálicas y yo anclé mi pequeño bote al buque y me esconí lo mejor posible, cubirendo incluso el bote con la manta con la que dormí, no sé si inspeccionaron el buque o no, pero en cuanto se detuvieron y los escuché alejarse, bajé de prisa del bote, escondiéndome entre los marines que iban distraídos de su entorno, alardeando de la ejecución de Ace y mirando la cantidad de barcos y gente que había aquí hasta ahora.

Después de un rato en el que algunos notaorn mi presencia, llegó un punto en el que simplemente me puse encima un camisón blanco con mangas para pasar desapercibida y esconder mi ropa, a fin de cuentas, nadie se fijaría en un fenómeno de ojos de diferente color y cabello pálido entre esta cantidad de gente extraña.

Sólo un par de pasos más lejos, me escondí dentro de un espacio oscuro, lejos de la gente, a espera de que aparecieran con mi esposo para poder atravesarlos a todos, liberarlo y salir corriendo de aquí a toda prisa.

—Sabo... por favor, sólo resiste un poco más, sólo un poco más y tendremos a tu padre con nosotros—Susurré conteniendo las lágrimas y tratando de creer en mis propias palabras, que en realidad no tenían un argumento firme, sino todo lo contrario —Ace...—Susurré antes de salir de mi escondite y moverme con la multitud.

Mientras me escondía entre los marines sólo unas horas después, vi las gigantescas puertas de acero abrirse de nuevo y entraron aproximadamente tres buques, en el buque del centro, el más grande, estaba Ace encadenado a una silla y mirando al cielo, no llevaba esa sonrisa de idiota de siempre y estaba demasiado golpeado, con moratones por todo el cuerpo.

En cuanto lo vi tuve unas inmensas ganas de llorar, pero no podía permitírmelo en este momento, así que contuve la respiración, me mordí el labio inferior y me moví con el grupo de marines en el que me escondía.

Las tropas se empezaron a movilizar de un lado al otro, y se llevaron a Ace a una celda muy apartada a donde no logré seguirlo, sólo podía esperar a que lo sacaran a la plataforma para poder actuar, y rogarle a Alá o a cualquier dios en el cielo que se apiadara de mí y me diera sólo un tiempo más para sacar a Ace y tener a este bebé sin ningún riesgo para nuestra vida.

Sin embargo, mientras los preparativos se hacían, llegaron tres personas para custodiar la plataforma: los Almirantes de la marina.

Sólo su apariencia ya era intimidante y daba ganas de huir, pero debía resistir sólo un poco más antes de eso...

Después de infinitas horas de espera, las puertas hacia la plataforma desde el edificio donde tenían a Ace se abrieron y vi a Ace salir de ellas...

El viento ondeaba su cabello negro y miraba con total indiferencia lo que ocurría al rededor de él, fue entonces que corrí a un espacio oscuro, me escondí ahí, tomé mi máscara y me la puse.

"Si es necesario, esta será la última vez que me presentaré como la de un-ojo y mis carteles mostrarán mi nombre: Portgas D. Safiye Júpiter" pensé después de abrochar la máscara correctamente.

Me até el cabello en una coleta alta y me cubrí la ropa y mi rostro lo mejor posible para pasar desapercibida entre los marines, caminé mientras veía a Ace hacer lo mismo hacia la plataforma donde lo ejecutarían.

Cuando llegó al sitio exacto Ace se arrodilló en la plataforma sin chistar, aún a pesar de que sabía de mi embarazo, aún a pesar de que podríamos formar una familia...

Mientras divagaba en mis pensamientos, los verdugos pusieron sus espadas en forma de cruz frente a Ace y, temiendo lo peor, salí corriendo de entre la multitud alzando la mano para tratar de alcanzarlo inútilmente mientras corría —¡ACE!—Grité y él alzó la mirada para verme sorprendido —¡Es Un-ojo!—Gritó un marine.

Yo no dejé de correr aún a pesar de que todos los marines trataban de detenerme, pero Ace me miraba implorándome que retrocediera, que no me arriesgara, pero mi único ojo visible le daba la respuesta sin necesidad de palabras "Juntos hasta el final".

Cerca de llegar a la plataforma un marine me sujetó por el pelo y me hizo caer al jalarlo con fuerza, una vez en el suelo me sujetó del pelo con fuerza —Tú serás la siguiente, ahora quédate quieta y observa esto—Se burló.

Yo forcejeaba, pero otros dos marines me sujetaron los brazos y me impidieron zafarme, mientras el que sujetaba mi cabello me hizo alzar la cara para ver a Ace, él estaba a punto de llorar al verme, igual que yo.

En un intento por calmarlo, le sonreí con los ojos tristes a pesar de que no podía verme a través de la máscara, y una lágrima cayó de mi ojo antes de cerrarlo, el mensaje era claro: "Estaré contigo".

Poco después llegaron dos hombres más a la plataforma: uno era Garp, el abuelo de Luffy, lo reconocí por el olor, y al otro no lo conocía, pero ése hombre subió a la plataforma y los verdugos retiraron sus espadas, uno de ellos le entregó un Den Den Mushi.

—¡El almirante de flota Sengoku!—Logré escuchar detrás de mí y aquel hombre se paró al lado de Ace, sosteniendo el Den Den Mushi —Tengo algo que informarles—Se escuchó por los altavoces la voz del Almirante de Flota.

—Portgas D. Ace, la muerte de este hombre es un evento muy significativo—Se escuchó de nuevo su voz y hubo silencio unos segundos —Ace, dime el nombre de tu padre—Ace se sorprendió y alzó la cabeza un poco, yo abrí mis ojos tanto como podía debido a la sorpresa, sabía lo que quería anunciar así que forcejeé de nuevo con los marines, pero fue inútil, no logré liberarme de su agarre.

Miré a Ace preocupada por su destino, con los ojos a nada de cristalizarse y soltar lágrimas mientras seguía luchando por liberarme, no podía usar el ukaku, no embarazada y sin haber comido nada en dos días.

Había silencio dentro de la Marineford y Ace miró a Sengoku antes de decir —Mi padre es Shirohige—Pero Sengoku exclamó —¡No es verdad!—.

Yo seguía forcejeando —¡Sí lo es! ¡Mi único padre es Shirohige!—Gritó Ace molesto, mis lágrimas empezaron a amenazar con salirse de mis ojos mientras negaba con la cabeza —Nosotros te buscamos desde el momento en que abriste los ojos—Dijo Sengoku.

El fénix y la rosaWhere stories live. Discover now