¡Él se metió a mi Wattpad! (Libro 1y2) [Completo]

14. La decisión más difícil

Capítulo 14: La decisión más difícil

PAOLA STALONE

Miré la nota pasando mis ojos por las letras; leyéndola nuevamente, y luego miré alrededor con una extraña sensación de miedo, evidentemente no había nadie al alcance de mi vista que tuviera una actitud sospechosa, la calle estaba extrañamente solitaria.

«Estoy enloqueciendo».

Esto del acoso solo lo sentí una sola vez en mi vida, y fue hace muchos años atrás cuando estaba conociendo a Ramson.

No entendía a que venía esta nota, ¿x? ¿Me estaban espiando?

A la mierda.

La arrugué con molestia e intriga, y fui a un bote de basura que quedaba cerca de un árbol. Bien, ya esto comenzaba a asustarme, parecía que alguien estaba queriendo enloquecerme con un psico terror.

Recordaba cuando Alfredo me dijo que tuviera cuidado con Ramson, al igual que Maximillon. Nunca había dudado de él pero...

¿Acaso Ramson sería capaz de comenzar a enloquecerme otra vez?

No, no era posible, si quisiera volverme loca, entonces solo necesitaba estar con su ex como ahora, ya eso comenzaba a partirme el corazón y a dejarme miles de dudas en la cabeza porque ¿acaso no era suficiente? ¿por qué tenía que elegirla a ella sobre mí?

«Ya deja de pensar tanto, Paola, no dejes que esto te enloquezca».

Solté un suspiro y me monté en mi auto arrancando por la vía para poder escapar, necesitaba respirar con urgencia, mis manos aun temblaban la fiebre atormentando mi cabeza.

Ramson no había dormido conmigo, y estaba casi segura que durmió con ella, no debía pensar en eso, pero era inevitable, entonces estaba desayunando con ella, cuando precisamente peleamos por ella.

Eso era tan...

Frené en seco cuando vi por el retrovisor y observé los zarcillos que había lanzado y botado miles de veces colgando del puto retrovisor; como si se burlaran de mí, de repente el auto que iba atrás impactó con la parte de atrás de mi auto ocasionando que mi cuerpo se echara hacia adelante y pegara la cabeza contra el volante por no tener cinturón puesto.

Auch.

Alcé la cabeza aun adolorida mirando mi reflejo en el retrovisor, de mi nariz comenzaba a escurrirse la sangre.

No, esto era demasiado, el día iba del mal en peor.

Maldita sea, malditos zarcillos embrujados que me distrajeron.

No le veía explicación lógica a nada de lo que me estaba pasando.

Tomé una profunda respiración limpiando con cuidado la sangre y salí del auto viendo atrás, se le habían roto las luces de atrás y se había hundido un poco el maletero, el carro que impactó conmigo no se hizo nada. De repente el hombre que había chocado conmigo también se bajó, y me quedé rígida al ver que iba vestido de padre, si no estaba equivocada; era el padre de la catedral.

—Perdón —dije, esto era lo que me faltaba.

Él me miró, no parecía molesto sino tal vez algo preocupado.

—Hija, ¿estas bien?

Claro, con mi nariz más hinchada que un globo y los miles de problemas que estaba pasando de seguro que parecía la propia loca.

«No pareces una loca Paola, lo eres».

«Cállate conciencia».

—Padre —tragué en seco—. Es que...