Capítulo 30: "El chico misterioso"

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Sentía un terrible dolor en mi pecho que quemaba y se retorcía, parecido a lo que sentí cuando mi madre murió, incluso creo que esto se sentía peor, no me refería a que amara más a un perro que a mi mamá, pero esto no me lo esperaba ni de asomo.

Entré a la casa y envolví a Pistacho en una sábana, su pequeño cuerpo estaba rígido, miraba al cadáver con tan solo la cabeza descubierta en mis brazos, las lágrimas no dejaban de escurrirse.

Pensé en buscar a Lilian, pero luego recordé que la había amenazado para que se fuera de la casa incluso antes de dormir, había estado sola ¿cómo pasó? ¿Quién se atrevería a hacer algo así?

Fui al primer lugar que se me ocurrió, mi respiración pesada y mi corazón martillando con fuerza.

Corrí y toqué la puerta, Nona fue la que me atendió, para mi suerte el señor y la señora Stone habían salido hacía unos minutos, ¿pero qué pasaba conmigo? Si los hubiera encontrado había pasado una horrenda vergüenza, pero no estaba en mis cabales, estaba desesperada, quería que Pistacho reviviera por arte de magia.

—¿Qué fue lo que pasó? —dijo Nona cuando yo entré a la casa y caí de rodillas con el perro en mis manos.

Así es, estaba formando el drama más dramático de la historia, yo; Paola.

Mis lágrimas cayendo como cascadas y mi garganta tan reseca que ni siquiera me permitía hablar, no podía respirar correctamente.

—Tranquila, tranquila, por favor respira —decía Nona. Se arrodilló a mi lado y me tocó los hombros.

No podía estar tranquila.

  Pistacho había muerto.

Ni siquiera era mi perro ¡pero lo amaba como si lo fuera!

Cuando comencé a tranquilizarme un poco, escuché pasos fuertes y efusivos bajar las escaleras, alcé la vista encontrando a Ramson todavía con el pijama puesto; y por pijama, me refiero a unos pantalones cortos que apenas colgaban de sus caderas, su cabello desordenado y su semblante completamente confundido cuando me vio y luego sus ojos se dirigieron a Pistacho en la sábana en mis brazos.

—¿Está muerto? —dijo Ramson quedándose congelado al final de la escalera, sus ojos verdes fijos en el perro.

Sollocé mientras afirmaba con la cabeza y bajaba la mirada dejando las lágrimas correr otra vez.

Ramson pareció reaccionar luego de un largo rato y caminó hacia mí con lentitud, como si no pudiera creer lo que estaba ocurriendo, no me atrevía a verle la cara, no podía.

Su perro había muerto bajo mi responsabilidad.

Solo yo tenía la culpa.

—¿Qué fue lo que pasó? —continuó Ramson, se arrodilló frente a mí observando el cadáver de Pistacho, miré a Nona, ella seguía con esa mirada tensa, este perro era el más querido de la familia, no merecía morir.

—E-Estaba durmiendo co-conmigo —tartamudee—, me desperté a mitad de la noche y... y... la ventana estaba abierta, luego lo vi ahí en el suelo del patio, con su estómago abierta...

Un tenso silencio donde solo se escuchaba mi nariz aspirando los mocos que luchaban con mezclarse con mis lágrimas fue lo que le siguió.

Entonces escuché las peores palabras que podía imaginar:

—Esto es tú culpa.

Alcé la vista y encontré los ojos de Ramson enrojecidos, su semblante tenso, negué con la cabeza pero no podía hablar, mis estúpidas ganas de llorar me privaban la garganta.

¡Él se metió a mi Wattpad! (Libro 1y2) [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora