𝗖𝗔𝗣. 𝗖𝗜𝗡𝗖𝗢

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Loren Phillips


Había pasado toda una semana sin señales de él, como si se lo hubiera tragado la tierra. Esta desaparición extraña, aunque me dejaba intranquila, también me daba un respiro. Con cada día que pasaba, mi duelo iba calando más profundo, como una enfermedad lenta y terminal. Tras una charla intensa con una nueva psicóloga, me sentía un poco menos culpable por todo. Aunque todavía soltaba algunas lágrimas y sufría extrañándolo, estaba empezando a comprender que no era mi culpa. Los trámites del divorcio seguían su curso, y vislumbraba la posibilidad de iniciar una nueva vida, alejada de mis tormentos. Había estado pensando en dejar la ciudad y regresar a mi lugar de origen.

—Loren… —susurró Madison al otro lado de la cama.

—Solo necesito cinco minutos más, por favor —rogué, aferrándome a las sábanas como un náufrago a un pedazo de madera.

Quería estirar ese breve momento de tranquilidad, evitando enfrentar la cruda realidad que me esperaba al levantarme.

—Lo siento, pero tus vacaciones se terminan hoy, chica.

Después de lo que pasó, pedí un tiempo para alejarme de todo, pero ahora tocaba regresar. No estaba lista para encarar lo que sabía que me esperaba. Mis colegas seguramente ya habían visto el video de Adrián arrodillado y no tenía ganas de lidiar con sus preguntas o sus críticas. Los mensajes burlones que había recibido ya eran una carga demasiado pesada.

—No quiero ir, todavía no estoy lista —murmuré, hundiéndome bajo la almohada.

Madison jaló las sábanas, dejándome expuesta al aire frío de la habitación. Un leve jadeo escapó de mis labios al sentir ese repentino golpe de frío en mi piel.

—Loren, eres psiquiatra, ¿para qué estudiaste una carrera tan importante si no puedes soportar a gente fastidiosa? —preguntó irónica.

—Soy psiquiatra, no soy un robot. Además, soy susceptible a la crítica. No es fácil vivir mi duelo si tengo mil mensajes diciéndome: «Eres una estúpida, deberías perdonarlo, pobre hombre» o «Los hombres son infieles por naturaleza». Estoy harta de tanta basura de personas sin criterio. Aguanté sus humillaciones una a una, intenté de todo para mejorar y me engañó con cualquier chica que se le cruzaba. Disculpa si no estás de acuerdo con mi decisión, pero no toleraré quince chicas y un bebé en camino —contesté de mala gana, alzando los brazos, me sentía atacada.

—Estoy de acuerdo con tu decisión y perdón por hacerte sentir mal, pero no puedes seguir en cama. Llevas días sin querer comer y me duele verte así, necesitas enfrentarlo ya. Los problemas no se irán solos.

Sabía que ella tenía razón, pero aún no lo podía asimilar.

—No puedo hacerlo… —murmuré, comenzando a lagrimear otra vez.

Madison se acercó para abrazarme. Sus intenciones de darme ánimos no eran malas, aunque no estaba lista para lidiar con un corazón roto. Nos habíamos hecho muy cercanas en tan poco tiempo y eso me daba alegría. No estaba sola en este proceso.

—Yo sé que sí puedes, Loren. Eres una mujer muy valiente. Por favor, ve y enfrenta tu realidad —dijo, acariciando mis mejillas. Ella y Mariana eran tan lindas conmigo.

—Tengo miedo, siento que no podré.

—Inténtalo.

—No quiero fallar, no en lo único que me considero buena.

—Si fallas aquí estaré para consolarte y darte las fuerzas para que lo intentes una vez más.

—¿Cómo fue tu duelo al alejarte de tu expareja?

RESPUESTAS SIN SALIDA [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora