04. | Drogas en el aire

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(Advertencia: contenido +18, drogas, conductas tóxicas)

Eren no regresó al departamento en casi 2 días. Cuando por fin lo hizo, asomó su cabeza por la puerta, calculando que todo estuviera despejado. Dió un suspiro de alivio, ya no había ni rastros de las serpientes.
Caminó con cautela dentro del departamento.

- Al fin llegas - dijo Sienna sobresaltándolo, se encontraba detrás de la puerta por lo que en un inicio no la había notado -¿Tanto miedo tuviste aquel día?

Eren recuperó rápidamente la compostura. Fingiendo desinterés en seguida.

- ¿Miedo? - dijo despectivamente - estaba borracho es todo...

- ¿Y por qué no viniste ayer?- preguntó Sienna divertida.

Eren se dirigió a la cocina, Sienna lo siguió apaciblemente, observando como este se servía un vaso de agua, luego de comprobar que tanto esta como el vaso estuvieran limpios. Libres de venenos.

- Bueno... estar casi 2 semanas encerrado aquí me pasaron factura - dijo indiferente- estuve por ahí, ya sabes...alcohol, drogas, mujeres, fie...

Una daga voló por la cocina, Eren dio un sobresalto sintiendo un fuerte dolor por el lóbulo de su oreja. Se tocó esta sintiendo la sangre caliente desprenderse.
Al instante llevó su mano al revólver que llevaba escondido en el saco, con intención de sacarlo, volteó encontrándose con la mirada furiosa de Sienna.

- Repite eso - dijo ella.

- ¿Q..qué?- murmuró confundido.

Sienna sacó otra daga, las llevaba sujetas con una liga en su pierna derecha. La sostuvo en alto.

- Tal vez esta vaya dirigida a tu corazón - dijo ella.

- No te entiendo - Eren sacó el revólver, mostrándoselo a Sienna.

Esto pareció irritarla incluso más.

- Estás casado, Jaeger - dijo Sienna con rabia - no pueden haber otras mujeres.

Eren abrió la boca y luego la volvió a cerrar.
Observó a la azabache con asombro, sin podérselo creer. Al parecer sus amigos habían tenido razón al advertirle que Sienna no era el tipo de esposa que aguantase infidelidades.
Tal vez debió pensárselo más antes de decirle eso, en realidad se la había pasado escondido en el departamento de Armin queriendo echar todo a la mierda mientras este intentaba convencerlo de volver a su propio departamento. Pero eso era algo que jamás admitiría a nadie. Y mucho menos a Sienna.

Pero lo que le resultaba difícil de asimilar era el hecho de ver a Sienna tan exaltada por la mención de que había estado con otras mujeres. Se veía totalmente enojada, con los ojos refulgiendo peligrosamente, todavía con la daga en alto.

- ¿Qué sucede? - dijo Eren, de pronto recobrando la confianza- ¿Estás celosa, cariño?

Sienna lo observó por un par de segundos. Sus ojos de nuevo se dirigieron a la pistola, Eren notó este gesto. Bajó lentamente el revólver, aún observándola.

- ¿Eso quisieras, Jaeger? - respondió ella fríamente, bajando a su vez su daga - Creo que aún no tienes claro que tú eres mío.

Eren parpadeó sorprendido. Sienna volvió a guardar su daga en su portaligas.

- ¿Tuyo? - preguntó precavido.

- Sí, - dijo ella - desde el momento en que te casaste conmigo, me perteneces. Y yo no comparto nada con nadie.

La observó divertido.
No sabía porqué, pero aquel lado posesivo de Sienna le parecía increíblemente atractivo. Verla allí vestida tan solo con otro de sus camisones traslúcidos que dejaban notar la lencería que llevaba debajo, a punto de clavarle una de sus dagas en el pecho, le atraía de una manera poco convencional.

blood wedding | eren jaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora