28. | Unos viejos aliados

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Océano Pacífico
14 de febrero

Sienna se pasó el viaje recostada sobre el hombro de Eren, durmiendo de a ratos. Apenas había visto a su hermano o a Kenny antes de abordar el yet, se había pasado el rato ayudando a los demás a cuidar de Connie y Marco, y se había cambiado el destrozado vestido por ropa mucho más cómoda.

Ahora Jean estaba hablando por teléfono unos asientos más adelante. Sienna no sabía mucho de español, pero pudo entender algo de lo que decía; al parecer la mafia Kirschtein si iba a cruzar la frontera hacia México para conseguir un hospital decente después de todo.

Marco y Connie ya habían despertado, e incluso Connie estaba gastando bromas y debatiendo sobre cuánto dinero le debía Niccolo ya que habían logrado salir vivos del teatro; pero nadie quería arriesgar su salud. Lo mejor sería que consiguieran ayuda médica adecuada cuánto antes.

Además, ya no tenían nada que hacer allí.

Todo había terminado.

Kenny aún seguía furioso por no poder dar con Rod Reiss, pero al parecer ya había entendido que Historia era una rehén demasiado valiosa como para prescindir de ella. Y además, era su única oportunidad de firmar una alianza de "paz" con Marley, lo que en términos Ackerman significaba que esperaban que se arrodillasen y suplicasen por piedad. 

Kenny ya se había contactado con Reiner; con Zeke muerto, la alianza con los Reiss rota, y Reiner desesperado por recuperar a Historia, la realidad era que Marley ya no tenía más cartas con las que jugar. Así que podría decirse que las cosas pintaban bien para los Ackerman.

Sienna no sabía que pasaría ahora que todo había vuelto a la normalidad.

Aunque lo más seguro era que ella y Mikasa volverían a Tokio. Kenny y Levi aún seguían furiosos por lo sucedido en la ópera. Sienna estaba segura de que no las dejarían salir de Japón en meses y les seguirían la pista minuciosamente a ambas por lo menos durante cinco años.

En realidad, le traía sin cuidado. Estaba acostumbrada a que su familia fuera tan sobreprotectora, siempre estaban en peligro, ese era el precio de ser una mafia tan poderosa. Sienna había aprendido a vivir con ello.

Lo único que ma preocupaba era... qué pasaría con Eren.

A ella no la dejarían salir de Tokio, y Eren aún tenía cosas que hacer en Alemania. Era un líder reciente, y el poder era muy voluble en aquel lado de Europa; y a pesar de contar con el apoyo de los Ackerman, tal y como le explicó Eren en voz baja mientras volaban, Alemania no estaba muy contenta con la alianza.

Incluso la madre de Eren, Carla, se había opuesto rotundamente a qué Eren acompañara a Sienna a Los Ángeles. Habían discutido antes de que Eren de todas formas se fuese.

Por lo que sabía Sienna, ambos tendrían que separarse por un tiempo. Tal vez varios meses. No lo habían hablado aún, Sienna no quería sacar el tema. No quería que Eren se diera cuenta de lo mucho que lo necesitaba, sobretodo después de lo sucedido en las últimas horas.

No quería alejarse de él, pero también comprendía que Eren necesitaba regresar a Alemania cuánto antes y que ella no podía hacer nada para impedirlo.

Simplemente lo dejaría ir y... seguiría su vida en Tokio.

Intentaba consolarse a sí misma pensando en que al menos tendría a Mikasa. Pero su futuro le parecía tan oscuro que le costaba imaginar algo más que a ella misma hecha un ovillo en su habitación.

Pasarían años antes de que dejase de tener pesadillas con la muerte de Ymir y con la recién descubierta parte de sí misma.

Dudaba mucho que alguna vez pudiera volver a disfrutar de la muerte, que la visión de la sangre la animase.

blood wedding | eren jaegerWhere stories live. Discover now