10. | Persecución nocturna

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— ¿A dónde vamos? — Eren gritó mientras volvía a pisar el acelerador.

— A la mansión Ackerman.

Eren tragó saliva.

— ¿Y por dónde queda la mansión Ackerman? — preguntó dubitativo.

Sienna lo miró con un gesto de exasperación, sin podérselo creer.

— Llevas 4 meses en Tokio, Eren — repuso seria — ¿Cómo demonios no te adaptas aún a la ciudad?

— Es que no salgo...

Se sentía un tanto patético por decir eso, osea conocía los lugares habituales, como los centros comerciales, los cibers café o los gimnasios, pero de ahí ubicarse en la ciudad se le hacía complicado y aún más en una situación tan desesperante como aquella.

— Bien — refunfuñó Sienna — si salimos vivos de esta te llevaré a conocer la ciudad.

Eren la observó sorprendido, aunque rápidamente tuvo que volver su vista a la autopista. No podía bajar la velocidad por ningún momento o sino los alcanzarían.

— Voltea aquí — ordenó Sienna.

Eren giró bruscamente el auto, haciendo lo que le decía.

—  ¡No, no!... ¡Retrocede!

— ¿Qué? — gritó Eren, lo entendió luego de un rato.

Había otro auto.

— Mierda — maldijo Sienna — esos bastardos seguro intentarán impedir que vayamos a la mansión...

— ¿Entonces que haremos? — gritó Eren, unas balas resonaron tras ellos.

Condujeron alocadamente por las calles de Tokio, cada tanto Sienna le daba indicaciones hacia donde ir.

— Debemos alejarnos de las zonas demasiado pobladas — dijo ella — o de las calles con demasiados escondrijos...

La gente gritaba despavorida apenas distinguía el vehículo pasar a toda velocidad con las balas resonando tras ellos.

— Mierda... la policía no tardará en involucrarse.. — murmuró Eren — ¿Y si por culpa de esta mierda nos arrestan..?

— Tenemos a todos los policías importantes comprados — dijo Sienna — mi familia forma parte importante de la economía de Japón. Creéme, no nos arrestarán. Es más, dudo que si quiera intervengan hasta que uno de nosotros acabe muert... ¡IZQUIERDA!

Eren dió un giro brusco, los frenos chirriaron y a ellos se le unieron un par de gritos, habían estado a punto de chocar con un par de personas. Los esquivó como pudo tomando la dirección que Sienna le había indicado, aún podían divisar a los 2 autos tras ellos.

— No pueden disparar bien aquí — murmuró Sienna — tal vez si les sacamos suficiente ventaja podríamos utilizar una de tus bonitas granadas...

— Solo me queda una, Sienna. Además, estamos en plena ciudad. — dijo Eren apretando con fuerza el volante — si fallas aunque sea un poco matarás a gente inocente...

Sienna le dirigió una mirada que Eren pudo interpretar como un "¿Importa? " sin embargo la azabache no dijo nada. 

— Entonces — dijo ella pensativa — si no podemos ir hasta la mansión por la ciudad... deberíamos tomar el camino largo...

Eren no dijo nada, estaba demasiado concentrado esquivando a las personas y demás autos que se interponían en su camino. Aún podía ver por el casi roto espejo retrovisor a aquellos 2 autos persiguiéndolos. Estaba seguro que habían más, probablemente estarían rodeándolos, y quien sabe cuantos habrían en las carreteras aledañas a la mansión Ackerman.
Ir allí sería un suicidio, sus enemigos sabían muy bien cuales serían sus próximos movimientos. Además, eran muchos más. Si le tocaba se realista, podía deducir que tanto Sienna como él ya estaban muertos.

blood wedding | eren jaegerWhere stories live. Discover now