09. | Contrarreloj

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Sienna se paró de un salto.

— ¿Cómo sabes eso?... ¿Cómo sabes que es veneno?

Se apresuró a acomodar su vestido, se dirigió al baño con intención de limpiarse.

Eren la siguió de cerca, aún un tanto conmocionado. Si eso no era cosa de Sienna, entonces no se podía tratar de ninguna coincidencia.

— Aprendí mucho viviendo contigo estos 4 meses — respondió — lo suficiente para saber diferenciar venenos.

Abrió uno de los grifos, tomó un par de bocanadas de agua, escupió después, intentando enjuagar su boca del veneno. Con un poco de suerte no sería letal.

— Mierda... — Sienna se paró a su lado, también abrió el grifo y sacó agua con sus manos para intentar quitarse el vino de las piernas — ¿Cómo se atreven...?

— ¿Habrá sido la sirvienta? — preguntó Eren.

— No sé... Mierda.. ¿¿Por qué no se quita??

Sienna aún seguía intentando quitarse el vino sin mucho éxito, intentando enjuagarse las piernas de manera desesperada, sin dejar de apretar los dientes. Como resultado, en vez de limpiarse sólo conseguía esparcir aún más los restos del vino sobre sus piernas.

Eren sujetó su brazo intentando calmarla.

— Tranquila.

La guió hasta el tocador del baño, donde la azabache se apoyó con un gesto de extrañeza. Eren sacó una toalla, la mojó con un poco de agua y se agachó al lado de Sienna. 

Empezó a frotar la toalla en sus piernas, con la firmeza necesaria para quitar los restos del líquido pero sin llegar a ser brusco.
Deslizó la toalla, hasta que estuvo seguro de que ya no quedaban más restos del vino, la dejó a un lado. 

— Ya está.

Miró hacia Sienna. Sus ojos se encontraron con los de ella, ninguno se atrevió a moverse por unos instantes. Hasta que por fin Eren le dió una sonrisa tranquilizadora.

— Por el momento debemos concentrarnos en qué hacer. — dijo volviendo a incorporarse.

Sienna asintió. Ambos se quedaron callados por un momento, sin saber que decir.

— Eren... — murmuró la azabache — ¿Cuántos sirvientes tenemos? 

— Uhm... Ni idea ¿Unos 20?

— No, no hablo de esos. Solo hay pocos sirvientes que tienen permitido entrar a la mansión a estas horas.

— Supongo... —Eren se encogió de hombros — Ahora que lo recuerdo, solo tienen permitido entrar unos 4 a lo mucho.. ¿Pero eso qué tiene que ver?

— Cuándo se derramó el vino... — las pupilas de Sienna se dilataron — estoy segura que vi más de 6...

Eren se quedó inmóvil.
Soltó una maldición.

Zeke, eres un hijo de puta.... pensó con rabia. Su hermano le había dicho que pasase la "prueba". Pero él no se había esperado aquello.
Iban a intentar matarlos.

Pero, ¿Acaso ya eran las 9?
Con todo, se le había olvidado por completo lo que le había dicho su hermano.

Sacó su móvil. En definitiva no.
Eran las 8:35, aún faltaba.

— Tenemos que salir de aquí — murmuró Sienna haciendo eco a sus pensamientos — Necesito mi teléfono, tengo que llamar a Kenny para que mande a nuestros sicarios o un par de guardias. La mansión tiene su propio personal de seguridad. Pero si ya se encuentran infiltrados entre los criados, deberíamos suponer que han logrado burlarlos o asesinarlos...

blood wedding | eren jaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora