24. | Seis minutos

797 87 236
                                    

14 de febrero
Los Ángeles, California

Exterior del Pantages Theatre

— Necesito un cigarrillo...

Armin se extendió en su silla reclinable, dió un suspiro. La ansiedad lo estaba matando.

Connie estaba a su lado jugando un videojuego en su móvil. El rapado también estaba nervioso pero lo exteriorizaba de otra manera, Armin no tenía esa suerte. 

— Si quieres puedo traerte uno — ofreció Connie sin despegar sus ojos de la pantalla.

— No. Necesito estar lo más lúcido posible en este momento.

— Un poco de nicotina no hace daño.

— De todas formas, no.

Volvieron a quedar en silencio. Armin miró a su alrededor: el interior de una camioneta de buen tamaño a la que habían derribado todos los asiento traseros para en su lugar instalar una serie de ordenadores y aparatos eléctricos. Armin siempre había sido bueno con códigos, sabía como usarlos y transformarlos, nunca se consideró el mejor hacker, pero sí uno decente. Alguien tenía que estar al mando de aquella operación y por cuestión de estrategia le había tocado a él.

Llevar a tus espaldas la vida de tus amigos no era tarea fácil, pero había intentado llevar la carga lo mejor que podía. Sostuvo un cubo de rubik armándolo casi por milésima vez.

Le gustaba la camioneta, podría haber controlado la situación desde otro lugar, pero el hecho de poder moverse y estar cerca del teatro mientras lo hacía sumaba bastantes puntos. El vehículo no era muy rápido pero servía de mucho, y había sido cortesía de Jean, por supuesto.

Sin el apoyo de los Kirschtein, nada habría sido posible. Jean no solo había prestado el apoyo financiero para el plan, sino que sus hombres habían hecho bastante del trabajo. Conseguir la camioneta, las armas, los dispositivos de comunicación, todo en un tiempo menor a 3 días. Y claro, también se habían encargado de la parte más importante:

Montar su propio teatro para despistar a Marley.

Jean había dejado instrucciones claras, y Armin confiaba en que sus hombres sabrían como desempeñarlas. No tenían que entretener toda la noche a Marley, con un par de horas estarían bien. Para cuando se diesen cuenta de la trampa, sería demasiado tarde.

Eso esperaba.

Se obligó a concentrarse en el presente. Jean le había mandado un mensaje hace un rato, informándole el final de la ópera, y luego Eren había informado que Sienna, Ymir y él también se habían separado.

Armin había desactivado las cámaras, poniendo en su lugar un video pregrabado. El argot no duraría mucho, pero si lo suficiente.

Solo necesitaban diez minutos.

Diez minutos para que Jean y Mikasa sedasen a Friedda, diez minutos para que Ymir y Sienna sedasen a Historia. Todo debía suceder a simultáneo.

Una vez estuviese hecho, Armin podría regresar las cámaras a la normalidad y continuar con el resto del plan.

Era sencillo. Nadie tendría por qué sospechar nada. Todo debía salir bien.

Ya habían pasado ocho de los diez minutos acordados. Armin revisó sus mensajes por milésima vez. Nada.

Siendo optimista, eso significaba que no había ningún contratiempo digno de ser mencionado. Siendo pesimista, eso significaba que a lo mejor ya estaban todos muertos.

blood wedding | eren jaegerWhere stories live. Discover now