27. | Dolorosa victoria

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14 de febrero
Costa de California

El helicóptero sobrevolaba el océano.

Sienna estaba segura de que la policía les seguiría la pista, pero hasta el momento no se habían topado con nada fuera de lo común. De cualquier forma, Onyankopon piloteaba con cuidado, siempre atento al radar. Sienna solo lo conocía de vista, sabía que era muy amigo de Hange y Moblit, pero nunca había considerado necesario conocerlo más. No cómo a Erwin, Isabel y Farlan, que según masculló Kenny, se habían quedado en Tokio manteniendo todo bajo control.

El ambiente ya estaba mucho más calmo a comparación de hace un par de horas; y según había oído Sienna, aterrizarían en una playa alejada y después tomarían otro helicóptero que los llevaría hacia un lugar más seguro.

Sienna deducía que luego de aquello, no podría volver a pisar América, en por lo menos una década. Pero en realidad, le daba igual. De todas formas nunca habría querido regresar.

Cerró los ojos recostándose sobre el pecho de Eren, como llevaba haciendo los últimos 40 minutos. En la cabina a su derecha, podía escuchar la respiración entrecortada de Connie y los jadeos de dolor de Marco. Los habían llevado a la enfermería, y ahora Hange y Moblit estaban ocupándose de ellos lo mejor que podían.

Jean y Mikasa estaban recostados cerca a la puerta de la enfermería. El castaño acariciaba el cabello de Mikasa, la cuál se veía exhausta. La preocupación por Marco y Connie, más la traición y la muerte de Ymir la habían trastornado. Sienna había tenido que contárselo a ella y Sasha hace un par de horas. Ni siquiera quería recordarlo. 

Sasha había lidiado mejor con ello, había estado llorando por un rato, pero después el cansancio había podido con ella. Ahora yacía dormida sobre uno de los incómodos asientos del helicóptero al lado de Niccolo.

Pero ni Sienna ni Mikasa habían podido pegar ojo.

Hange salió de la enfermería poco después, seguida de cerca por Moblit. Jean y Mikasa se pusieron de pie al instante.

— ¿Cómo están? — preguntó el castaño con preocupación.

Moblit miró a Hange, ella negó con la cabeza.

— No tenemos equipo médico necesario. Y para ser sinceros... — le dirigió a Jean una mirada de disculpa — Lo mío no es curar heridas. No sé como sacar las balas sin que corran riesgo de contraer una infección.

La preocupación subió por la garganta de Sienna, incluso Eren se había puesto tenso. Jean y Mikasa estaban igual de pálidos.

— Por el momento detuvimos la hemorragia y los sedamos. — siguió Hange — Están estables, pero eso es todo lo que podemos hacer.

— Tenemos que aterrizar —murmuró Jean — Llevarlos a un hospital...

— No podemos. — esta vez fue Levi quien respondió.

A su lado venían Kenny y Armin, Sienna tenía entendido que habían estado en la cabina de control discutiendo el lugar de aterrizaje. Armin se veía exhausto, y Kenny estresado. Levi parecía casi aburrido, se dejó caer sobre uno de los asientos cercanos.

— La policía nos está siguiendo el rastro. Sería un suicido acudir a un hospital. — agregó el azabache — Por lo menos, a uno en California.

— ¿Qué hay de Arizona? — insistió Jean.

Armin negó con la cabeza.

— Cualquier gran ciudad está descartada. Nos están buscando por todos lados. — murmuró con voz tensa — Debemos salir de Estados Unidos cuánto antes.

blood wedding | eren jaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora