08. | Discusiones con veneno

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Llegó el día de mudanza hacia la mansión. Tuvieron que trasladar sus pocas pertenencias a la nueva mansión Ackerman-Jaeger. Aunque Eren estaba convencido de que Sienna la consideraba solo suya. Pero bueno, él no estaba para quejarse.

Mientras los empleados trasladaban sus cosas, Eren se paseaba por el casi vacío departamento. Su mente era un remolino aquellos últimos días.

Se dirigió a la sala, vió como un par de personas enrollaban la alfombra para guardarla en alguna de las cajas.

Frunció el ceño. Extrañaría aquel departamento, se sentía un tanto nostágico por el hecho de dejarlo. Después de todo, él y Sienna habían vivido allí por 4 meses.

Encontró a la azabache por el estudio, dando un par de indicaciones a los empleados.

— No, esas no son nuestras, venían como parte del mobiliario del departamento. Déjalas allí. — decía de rato en rato.

— ¿Ya terminaste de desocupar tu habitación? — preguntó Eren mientras se acercaba a ella.

Pasó su brazo alrededor de la cintura de Sienna. Ella dió un leve respingo, pero no se apartó.

— Sí — respondió luego de un rato — La tuya también, porque al parecer ni siquiera eso puedes hacer.

— Es que odio las mudanzas — respondió Eren — me cansan.

— Lo único que estás haciendo es estar parado aquí — se burló Sienna — ¿O quieres que te obligue a cargar algo?

— Podría cargarte a ti.

—No seas idiota.

Eren soltó una risa, a la vez que la apretaba un poco más contra su cuerpo. Ambos volvieron su vista de nuevo a la mudanza, Sienna empezó a dar órdenes nuevamente y Eren volvió a sentirse desanimado.

— ¿No te apena abandonar el departamento? 

— ¿No? Es demasiado pequeño. — Sienna soltó un bufido —  Además, gracias a un idiota no puedo tener a mis serpientes conmigo.  

— Y esa es otra de las razones por las que no me quiero mudar.

Sienna le restó importancia a las quejas de Eren. Esos días tenía bastantes cosas en la cabeza, con todo lo de la mudanza y decorar la nueva mansión apenas y había tenido tiempo para hablar de nuevo con Ymir. Ella aún no aceptaba irse a Los Ángeles.

La mudanza no tardó mucho, una vez desocupado el departamento solo ellos tuvieron que trasladarse hacia la nueva mansión. Esta era gigantesca, se encontraba en una zona bastante exclusiva de Tokio, unas rejas bordeaban todo los terrenos de los jardines. Contaban con invernadero, una pileta, piscina y un hábitat especial que Sienna había mandado a construir para sus serpientes.

El jardín era tal vez en lo que más se había esforzado Sienna, ya que el resto de la mansión estaba medio vacía.

En la mansión Ackerman habían cuadros y esculturas, y desprendía un aire majestuoso de cierta forma. Pero su mansión se sentía... vacía.

Cómo si nadie viviera allí.
Solo un par de extraños jugando a estar casados. 

Sienna se decía a sí misma que era porque no había tenido tiempo de decorarlo todo, pero no podía quitarse esa sensación de que la mansión no se sentía como un "hogar". Empezaba a entender el porqué Eren había querido seguir quedándose en el departamento.

Los días en la nueva mansión pasaban con lentitud y aburrimiento, de lo grande que era, había días incluso en los que Eren y Sienna casi ni se encontraban entre sí. La habitación de Eren estaba en el ala opuesta a la de Sienna, por lo que apenas se veían si es que no era para la cena. Sienna no entendía porque esto la molestaba tanto, al inicio de su matrimonio había pensado que mientras estuviera más alejada de Eren, mejor. Pero de alguna forma había terminado por acostumbrarse a él, y ahora sus días se le hacían vacíos al no contar con su presencia o con él poniéndole trampas por todos lados.

blood wedding | eren jaegerNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ