23. | Desatar el infierno

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13 de febrero
Los Ángeles, California


Sienna estaba muriendo de ansiedad, y eso no era algo muy usual.

Se habían pasado el día anterior recuperándose de la resaca y terminando de pulir los últimos detalles del plan. Se habían trasladado a otro departamento luego de ver, que en efecto, no iban a poder continuar viviendo en el antiguo.

Para sorpresa general, Ymir no opuso mucha resistencia.

Sienna estaba sentada en isla de la cocina del nuevo departamento, mirando a la nada; Eren estaba a su lado, friendo huevos y tocino con lo que sería su desayuno. Era muy temprano por la mañana, Sienna no había podido dormir nada, de modo que allí estaban.

— Tranquila, cariño. Todo saldrá bien. — Eren intentó animarla.

— ¿Saldrá bien? — Sienna resolpló — Pueden suceder miles de cosas que se salgan de nuestras manos, si cometemos un error...

Eren alejó la espátula, se encogió de hombros.

— No entiendo porque estás tan nerviosa ahora cuando hace un par de días tu idea de un plan era sedar a Historia y salir huyendo de allí.

— ¿Quieres una daga en tu cuello, cariño? — Sienna habló en un falso tono meloso.

— Solo digo....

Eren apagó la estufa con una mano, con el tocino a medio cocinar. Se paró frente a Sienna, colocando una mano sobre su muslo desnudo. Ella había dejado de usar sus camisones semi translúcidos dado que estaban compartiendo el departamento con los demás, vestía shorts y una camiseta, pero la visión de sus piernas largas y pálidas seguían teniendo el mismo efecto en Eren.

Dejó que su mano se deslizara lentamente, escurriéndose debajo de los pantalones cortos de la azabache. Ella dió un jadeo, abriendo más las piernas mientras Eren rozaba sus pliegues que poco a poco se iban humedeciendo.

— ¿Quieres que te ayude a despejarte, cariño? — susurró él cerca al lóbulo de su oreja — Sabes que soy bueno en eso.

La besó despacio, sosteniendo su labio inferior entre sus dientes y dejando un pequeño mordisco. Sienna gimió levemente, cuidando en no despertar a los demás, los dedos de Eren se deslizaban por sus pliegues lentamente, torturándola por más.

— Oh, no — una voz se escuchó detrás de ellos — Por favor no. Tan temprano en la mañana no.

Tanto Eren y Sienna voltearon para encontrarse con la mirada incómoda de Armin.

— Sienna necesitaba despejarse — explicó Eren en un falso tono inocente, retirando su mano.

Sienna lo hizo a un lado de un empujón. Sentía las mejillas acaloradas, tanto por la reciente excitación como por la vergüenza de ser descubierta.

— Pueden despejarse en su habitación. — Armin rodó los ojos yendo a por un vaso de agua helada  — Ah no, espera. También lo hicieron. Al igual que Jean y Mikasa; y Niccolo y Sasha. Este lugar parece un maldito burdel, y me estoy empezando a hartar.

— ¿Entonces no crees que deberías empezar a buscarte una novia? — preguntó Eren volviendo hacia la estufa — Ya han pasado años desde...

— No. No quiero a nadie. — Armin apartó la mirada — Con que ustedes no hagan tanto ruido me basta.

Sienna los observó con curiosidad antes de que su atención se desplazace a una despeinada Ymir que acababa de llegar a la cocina. Tenía ojeras y parecía no haber dormido en toda la noche. 

blood wedding | eren jaegerWhere stories live. Discover now