14. | Costa oeste

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Ketama, Marruecos
2 de octubre

El todo terreno cruzaba rápidamente las calles de aquel pueblecillo, una serie de árboles y frondosa vegetación se veía a través de las ventanas tintadas.
Sienna miraba con curiosidad el paisaje a su exterior, los Ackerman tenían desde siempre cultivos en Marruecos, ella misma había administrado una que otra producción pero todo desde la comodidad de su mansión en Tokio, jamás había pisado aquel lugar. 

— Y a nuestra derecha, podemos apreciar... árboles y cultivos — Hange se rascó la nuca — y por la izquierda igual...

— El destino soñado... — Armin bufó desganado — ¿No pudimos haber ido a Egipto o a Arabia por lo menos? 

— Podemos ir a Egipto luego, pero es indispensable que hagamos una parada en Marruecos. — explicó Hange — Y solo nos quedaremos un par de semanas a lo mucho.

Sienna soltó un suspiro, dejó de observar por la ventana para mirar el interior del auto. Moblit conducía y Hange iba a su lado en el asiento del copiloto, en aquel momento se le había ocurrido la grandiosa idea de poner música, de modo que Con Clavi Con Dio de Ghost se escuchaba a todo volumen por los parlantes del auto. Eren estaba recostado en el otro extremo del asiento, mirando también su lado de la ventana con gesto aburrido. Armin iba en medio de Eren y Sienna, jugando Candy Crush en su móvil.

—¿Seguro que tienes 24? — preguntó Sienna luego de un rato de verlo mover caramelos y galletitas— El Candy Crush es para abuelas...

— Sienna no molestes a Armin — la regañó Hange — Cada quien lidia con la vejez como puede.

Eren soltó una risa volviendo su atención al interior del auto. Armin lo miró frunciendo el ceño, guardó su celular en el bolsillo.

— ¿Falta mucho para llegar? — preguntó — Siento que llevamos horas en este auto.

— Aproximadamente una hora más — respondió Moblit.

Esta vez Eren y Sienna también soltaron un suspiro. Armin reclinó un poco su asiento para atrás, intentando acomodarse.

—Me despiertan cuando lleguemos.

— No, no. Nadie se duerme. — Hange dió una palmada como si se le acabase de ocurrir una gran idea — ¿Qué tal si jugamos al "veo, veo"?

— Prefiero dormir.

— No empieces, Hange. — murmuró Sienna.

— Veo, veo a un par de malhumorados ¿Adivinan quiénes son?

Sienna soltó un bufido volviendo a mirar por la ventana. Armin hizo lo mismo, volvió a cerrar los ojos.

— ¡Armin y Sienna! —gritó Eren animadamente.

— ¡Bingo! Un punto para Eren — Hange aplaudió con entusiasmo — Ahora es tu turno.

— Veo, veo..

— A un par de adultos con mentalidad de niño de 5 años ¿Quiénes serán? — interrumpió Sienna.

— Oye, aún no era tu turno.

Armin captó la mirada de Sienna, negó con la cabeza como diciéndole que simplemente los ignorase. Sienna volvió a reclinar la cabeza contra el cristal del auto, intentando concentrarse en el paisaje.

Llegaron al cabo de una hora tal y como había dicho Moblit. Sienna sentía todos sus músculos adormecidos, no le gustaba los paseos largos en coche, un helicóptero hubiera sido más rápido pero si incluso con el simple todo terreno los pueblerinos se les quedaban viendo, Sienna no quería ni imaginar como sería su reacción si los hubieran visto bajando de un helicóptero.

blood wedding | eren jaegerOnde histórias criam vida. Descubra agora