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Dio una última mirada a su recamara había recogido sus pertenencias más preciadas, y las demás  fueron enviadas en baúles a la residencia de Lord Arterberry, mañana era su enlace y esta vez no esperaba con ilusión aquella unión, en su primer matri...

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Dio una última mirada a su recamara había recogido sus pertenencias más preciadas, y las demás fueron enviadas en baúles a la residencia de Lord Arterberry, mañana era su enlace y esta vez no esperaba con ilusión aquella unión, en su primer matrimonio tenía la ilusión de que su futuro sería mejor, aunque jamás fue así desde el inicio se convirtió en un lugar oscuro, pero al menos vivió con una ilusión por algunos días, en esta ocasión sentía temor, porque tenía la certeza de que aquel hombre la odiaba con todas sus fuerzas y además la culpaba de aquella unión, estaba tan alejado de la realidad, ella jamás deseo - ¿Por qué? – miro el suelo - ¿Qué pecado cometí en otra vida o en esta para no merecer un poco de felicidad? – lagrima de dolor brotaron de sus ojos y por primera vez las dejo caer, sentía un dolor tan gran en su corazón que necesitaba llorar para dejar ir una pequeña parte de él.

No escucho que alguien ingresa a su recamara y se paraba tras ellas, hasta que sintió dos manos sobre sus hombros y dio un pequeño respingo y se volteo asustada – nana Trolbby, no te sentí ingresar

Sonrió con ternura – pues debo tener pequeño poder mi niña, sino como crees que descubría las travesuras de Armand – sonrió – ese muchacho era un diablillo, aunque jamás se comparo al desagradable y sadico de su hermano

-¡Nana! – se cubrió su boca con sus manos – Albert está muerto, no se debe hablar mal de los muertos-

- Mi niña, hay muerto que no merecen esa consideración, al contrario se debe dar a conocer su verdadera naturaleza, para que el mundo deje de creerlos unos santos – rodo los ojo – no todos lo muertos son santos y no todos los vivos son unos demonios, recuerda eso.

- Posees un pensamiento algo extraño – trato de sonreír, aunque en el fondo ella tenia razón

- Hija es verdad, aquel hombre era una bestia, que se disfraza de mansa oveja, pero tenia el alma, corazón y mente podridos, personas así no merecen conocer la paz eterna solo quemarse en el infierno y pagar un poco por sus pecados.

- ¡Nana, por el amor de Dios que cosas dices! – bajo la mirada

- Tan solo la verdad – se claro la garganta – pero no estoy aquí para recordar a aquel ... hombre – toco su hombro – estoy aquí para informarte que tus pertenencias han sido enviadas a la tu futura nueva residencia – la observo con calma – y también deseaba darte esto – saco una pequeña cajita y se le brindo a Leonore

Tomo con delicadeza la cajita y abrió la tapa y abrió los ojos desmesuradamente – Nana no puedo aceptarlo – era un rosario que además de llevar la cruz, poseía un adorno en forma de alas muy elegante el cual llevaba una inscripción "la llave de tu libertad" – nana esto es muy valioso no lo puedo aceptar

- Mi niña ese es mi regalo por tu partida y también de Celesthe, ella me dio esto – señalo el adorno y me pidió dártelo cuando tu te volvieses a casar – sonrió

- Celesthe – susurro –

- Si pequeña, me pidió esto antes de que aquel monstruo me sacase de aquí, y desde ese día lo guardo y hoy es el dia de entregártelo – acaricio su mejilla si me necesitas tan solo escríbeme e iré a tu lado y estoy seguro de que mi niño Armand piensa igual que esta vieja

El Infierno de un ÁngelDove le storie prendono vita. Scoprilo ora