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El sol iluminaba directamente sus ojos y, poco a poco se fue desperezando estirando su cuerpo y sintiendo pequeños pinchazos en zonas de su cuerpo que jamás habían dolido, movió sus piernas y los pinchazos fueron mas fuertes, cerro los ojos y se q...

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El sol iluminaba directamente sus ojos y, poco a poco se fue desperezando estirando su cuerpo y sintiendo pequeños pinchazos en zonas de su cuerpo que jamás habían dolido, movió sus piernas y los pinchazos fueron mas fuertes, cerro los ojos y se quedo quieta tratando de pensar coherentemente.
- Buenos días pequeña – beso su cien y paso su brazo por su cintura y la atrajo hacia si - ¿Cómo estás?
Se quedo inmóvil sintió el cuerpo desnudo de Dominick pegado a su cuerpo que también estaba desnudo y adolorido y en una fracción de segundos mil imágenes de anoche llegaron a su mente haciéndole sonrojar profundamente y tratar de apartarse de él – buenos días, Dominick – se trato de apartar pero los fuertes brazos de su esposo la detuvieron
- ¿Dónde vas? – sonrió al depositar un beso en su hombro –
- Yo… emm … yo – miro a todos lados menos a los ojos de él – quizás lleguen los criados y seria vergonzoso que nos descubran así
- Querida – comenzó a besar suavemente el cuello de su esposa, le gustaba mucho su olor y recordó de repente que todas las cartas que Celesthe le envió cuando él estuvo lejos de Edimburgo tenían aquel suave aroma – tú las escribías ¿verdad?, ¿siempre fueron tus palabras?, ¿siempre fuiste tu?
- ¿De que hablas? – lo miro de reojo
- Las cartas – mordisqueo el lóbulo de su oreja – siempre fuiste tu, la sintió ponerse tensa – no más mentiras no quieras proteger a aquellos que jamás pensaron en ti
Soltó un suspiro – ella odiaba escribir -no quiso decirle que Celesthe detestaba leer o escribir - ¿pero como te diste cuenta?
- No soy ciego, pequeña, primero que nada tu letra y la letra de las cartas son idénticas y además tu olor, estaba presente en las cartas
- Yo… yo jamás le puse ningún perfume
- No dije que fuese olor a perfume, dije tu olor natural, es dulce – metió la nariz en su cuello – es adictivo – mordió el cuello de aquella dulce mujer
- ¿Qué cosas dices? – se movió inquieta en la cama, tratando de alejarse de él un poco
- Solo la verdad – la abrazo mas fuerte al sentir que se quería alejar de él - ¿Dónde quieres ir? La vio sonrojarse
- Necesito … necesito – se sonrojo más aun – a hacer mis.. mis necesidades
Soltó una risa y la soltó – ve, pero vuelve – se dio la vuelta al notar que ella no quería salir y mostrar su cuerpo desnudo a pesar de que anoche lo beso y saboreo completamente
Busco con la mirada su bata y la vio tirada al costado de la cama la tomo y se la puso y corrió al cuarto de baño rápidamente - ¡Dios, mío!- se miro ciertas marcas que tenia en su cuerpo, hizo sus necesidades y busco con la mirada la palangana y comprobó que había agua, la tomo y dejo caer en un laboratorio un poco de ella y se lavo un poco, desea quitarse aquella sensación pegajosa, se lavo la cara y los dientes - ¿Cómo paso? – se volvió a mirar en el espejo y se dibujo en su rostro una pequeña sonrisa, no sabia ¿Cómo? O el ¿Por qué?, solo comprendía que no fue traumático o aterrador como su madre le hizo creer, sino como se lo planteo hace tiempo Lady Agatha
Dominick se removió en la cama y tiro hacia atrás las mantas para levantarse y buscar su bata y así llamar a su valet para que disponga todo para desayunar en la habitación – ¿tendrá hambre? , porque yo si – al levantarse algo llamo su atención, al acercarse de dio cuenta que era sangre, una mancha de sangre… sangre de su esposa , su propia sangre se cógelo en sus venas, ¡ella era virgen!, lo sospechaba ,más bien tenia la certeza, pero el fue un maldito bruto con ella y los recuerdos de las lagrimas que ella derramo anoche volvieron a su mente – fui un maldito monstruo con ella – la pasión le nublo la mente y no fue considerado o paciente con ella, quizás estaba traumada y llorando en el tocador y todo por su culpa ¿Qué debía hacer?
Leonore salió del baño sintiéndose menos pegajosa y fresca – Dominick – sonrió – ¿bajaremos a desayunar?
Dominick miro en silencio a su esposa y ella se veía bien, feliz, radiante, pero el peso de la culpa presionaba su corazón, se acerco a ella y la abrazo fuerte – perdóname, creo que siempre vivo haciéndolo
- ¿De que hablas? – lo abrazo casi sin darse cuenta
- Te lastime – miro la cama – anoche debi ser gentil, amable y suave contigo, pero yo… yo
- No es tú culpa – inspiro el aire lentamente – no era lógico que una… una – sintió que se sonrojo y carraspeo para continuar – una mujer casada fuese… fuese virg... además debemos tener herederos para continuar con tu linaje – sonrió de forma forzada
Dominick se distancio de ella y la observo unos segundos, acaricio su mejilla con ternura – no solo deseo que compartamos el lecho con el fin de procrear, porque tu mereces más mucho más, no quiero que creas que es algo por obligación por ser mi Marquesa, no Leonore, quiero ser tu amigo, tu amante y mucho más – vio como ella se sonrojaba profundamente, agradecido en el fondo que aquel miserable dañara profundamente el alma de ella, porque aquel daño era irreversible aun no comprende que le estaba pasando, aquella urgencia, aquella desesperación por hacerla feliz, es cierto tenía mil culpas que espiar, pero esto era distinto, era una necesidad que le recorría las venas el alma y no comprendía el ¿por que? – ¿te lastime anoche?, ¿me temes?
-  No- soltó un suave suspiro – yo… fui una mujer casada – miro a otro lado – solo que Albeth estaba enfermo es por eso que jamás …
Levanto su rostro con su mano suavemente y su corazón se oprimió al ver aquella profunda tristeza y sintió como su corazón se contraía de dolor– no mientas preciosa – la abrazo fuerte y beso su coronilla – se todo, conozco la verdad – vio como ella abría los ojos – deja de proteger a quien no lo merece
- ¿Por qué hablas así? – se quedo quieta por el miedo que sentía, ¿Qué tanto sabia realmente? Y sobre todo de quien sabia la verdad que decía conocer
Dominick, tomo la mano de Leonore y tiro de ella para guiarla a un diván que había en la habitación y ambos se sentaron ahí, la miro unos minutos y supo que era hora de hablar con la verdad porque ambos merecían y necesitaban cerrar heridas – de los secretos que guardaste tan fielmente, de aquellos secretos que te condenaron a un infierno, al cual yo también contribuí construir, conozco todo de aquellos hermanos – la vio palidecer y como mil pensamientos pasaban por sus hermosos ojos – no… no fue Armand, fueron ellos mismo que me revelaron sus secretos – se levantó y abrió una cajón donde estaban los diarios de vida de ambos hermanos y se los enseño – acá están sus secretos y llegaron a mi, para abrirme los ojos – la vio como se apretaba las manos y abrió y cerraba la boca – tranquila no diré nada, nunca nadie sabrá de mi boca nada de lo que yo se y no por ellos, porque no merecen esa lealtad de mi parte, sino por ti, por tu tranquilidad, por tu paz – camino lentamente hacia ella y se hinco frente a ella y tomo sus manos entre las suyas
Leonore se desespero – por favor, ponte de pie… tú eres un noble, un marques, un futuro Duque -tiro de sus manos tratando de que se pusiese de pie
- Aquí no tienes a un noble ingles que posee títulos, aquí ante ti hay un hombre que asume sus errores, un hombre que se da cuenta que sin hacer nada para merecerlo, obtuvo tan solo a una simple debutante sin nada en su interior, yo me gane a una mujer hermosa, una guerra escocesa que se enfrentó a un infierno y su alma no se oscureció, no se dejó llenar de aquella oscuridad que la rodeaba, por eso aquí de rodillas frente a ti, te pido perdón – apretó nuevamente sus manos y las beso con fervor – perdón por no ser aquel hombre que necesitabas, que deseabas, que merecías solo deseo convertirme en el hombre que anheles tener a tu lado a pesar de mis errores, fallas y testarudez
Leonore contuvo el aire por varios minutos se inclinó, esta situación debía ser un sueño, ella debía estar en aquella cama soñando con esta escena que imagino en su mente mil veces que Dominick le pedía perdón por todo el dolor, por el desprecio, por perseguirla y acusarla de tanta maldad – ¿realmente crees que soy inocente? ¿Qué no son la villana? ¿Qué no cause la muerte de Celesthe?
- No … no solo lo se, lo creo firmemente, tu eres quien trato de proteger a quien jamás lo mereció, tu esposo te daño solo por su mente enferma y ella, aquella que creí ser un ángel te utilizo para ocultar su maldad, ninguno de ellos tiene el derecho de ser recordados porque si se recuerdan sus acciones aun viven y no merecen vivir en los recuerdos de nadie, dañaron solo por placer porque sus almas estaban podridas, tu fuiste una victima de ellos y yo- cerro los ojos y beso las manos de Leonore – yo fui un estúpido sirviente que continuo con sus miserables acciones en contra tuya creyendo que actuaba defendiendo su recuerdo – perdóname Leonore… perdóname por favor… perdóname por mi estupidez, por ser un maldito ciego imbécil… perdóname por lastimarte anoche… perdóname por todo– apoyo su cabeza en el regazo de ella y la abrazo sus piernas fuerte, sabia que ella no lo personaría y que debería vivir con aquella verdad el resto de su vida, aunque merecía el desprecio y odio de ella porque se lo gano a pulso
Leonore sintió como lagrimas caían por sus mejillas, ni en sus mas locos sueños o deseos imagino esta escena, jamás pensó que él le pediría perdón o que él sabría la verdad, cerro los ojos y acaricio la cabeza de Dominck con infinita ternura – no… Dominick no te perdono
Domincik levanto la cabeza y sintió un frio encarcelar su corazón y alma – comprendo – se comenzó a levantar
Leonore tiro de su mano y lo insto a sentarse a su lado, puso su mano en su mejilla – déjame terminar – siguió acariciando su rostro – no te perdono porque no es tu culpa – puso su mano sobre sus labios para que no hablase – es cierto que me dañaste con tus palabras y acciones en un pasado y te llegue a temer, pero no porque me pudieses lastimar físicamente como – suspiro – como él lo hizo – sino porque en mi temor podía decirte la verdad y tú saldrías dañado porque acabaría con aquellos recuerdos que tenías de quienes quisiste mucho, ellos fueron importantes para ti, uno tu mejor amigo un hermano y la otra persona tu gran amor, no quería acabar con aquellos recuerdos que te mantenían cuerdo y te permitían seguir adelante, fue así que lograste enamorarte nuevamente de la esposa del Duque de MacCewen, no te recrimino por aquellos sentimientos Lady Bonnie es especial, y genera buenos sentimientos en quienes la rodean – no fue capaz de decirle que la envidiaba porque podía ver el amor en los ojos del Duque cada vez que miraba a su esposa y sabia que Dominick jamás la miraría así – y con respecto a lo que sucedió anoche entre nosotros – se sonrojo muchos, podía sentir su cara arder – no… no me lastimaste … te lo aseguro … yo – miro hacia otro lado y susurro – yo no estoy lastimada – lo dijo tan rápido y quedito porque sentía que la vergüenza y pudor la llenaban por dentro
Escucho sus palabras y sintió tranquilidad – no merezco tu perdón – se inclino hacia ella y la levanto, la sentó en su regazo – pero lo agradezco profundamente que no me odies como si lo merezco – beso su mejilla  y luego sus labios, al principio lenta y suavemente, para ir dejándose arrastrar por la pasión
Unos golpes en la puerta los trajeron de golpe a la realidad - ¡¿Qué? – grito Dominick – vio a su valet, al costado de su cama mirando hacia el techo, por instinto cubrió con su cuerpo parcialmente expuesto de Leonore
- Sus excelencias… ¿bajaran a desayunar? – carraspeo –
Rodo los ojos – trae el desayuno aquí, mi esposa y yo desayunaremos aquí – tomo las mantas y cubrió totalmente a Leonore desde la cabeza hasta los pies– y trae bastante comida…tenemos hambre mucha hambre – vio como su valet se retiraba pero lo llamo – informa a quien me busque que estoy con mi esposa en asuntos importantes y no los atenderé
Lenore se removió inquieta -¡Dominick- se sonrojo – no digas eso … que pensaran – golpeó las costillas de ėl, los estaba poniendo en evidencia no solo con los siervos sino con todo aquel que fuese a su hogar
Dominick soltó una risa, destapó a su esposa y la vio sonrojada – tengo hambre ¿y tú querida?
Leonore rio y asintió jamás pensó que lograría aliviar su alma de tantos secretos de forma tan natural, aunque reconocía que necesitaba consejos y sabía perfectamente a quien pedírselos – si tengo hambre - sonrio

Hola Ángeles acá les dejo el episodio nuevo espero les guste, recuerden dejar su comentario y estrellita por favor

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El Infierno de un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora