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La sentía a su lado profundamente dormida y podía escuchar los troncos arder en la chimenea, miro el techo de su alcoba y soltó un suspiro, las palabras de su esposa le rondaban la cabeza ella no lo odia y tampoco le temía y esos sentimientos lo h...

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La sentía a su lado profundamente dormida y podía escuchar los troncos arder en la chimenea, miro el techo de su alcoba y soltó un suspiro, las palabras de su esposa le rondaban la cabeza ella no lo odia y tampoco le temía y esos sentimientos lo hacían feliz, pero no saber que sentimientos generaba en ella como mujer le producían una enorme opresión en el pecho, esto ocurrió ya hace casi un mes, no fue capaz de decirle que si escucho todo y que se quedó  detrás de la puerta en absoluto silencio sin siquiera sentir el peso de los trozos de los troncos en sus brazos, porque anhelaba escuchar las respuestas que estaba brindando Leonore a su nana – ¿Por qué necesito la respuesta? – susurro tan suavemente que creyó que ni siquiera lo pensó, aquellos pensamientos, aquellas preguntas rondaban su cabeza todo el día y no sabia como obtener respuestas sin delatarse que escucho lo que no debía, sintió moverse a su esposa inquieta a su costado y murmurar palabras incomprensibles, pero llena de angustia.

-       No me hagas mas daño Armand por favor – sollozo, trato de huir de aquella sombra oscura de ojos rojos que la perseguía para dañarla, cuando creía que estaba perdida que él nuevamente le haría mucho daño y sollozo llena de miedo unos brazos fuertes la rodearon confortándola llenándola de seguridad y aquel olor peculiar, aquel olor inconfundible le lleno los sentidos calmándola, sacándola de aquel horrible lugar oscuro y siniestro, y se acurruco mas en aquellos brazos y busco más aquel olor para estar tranquilla -gracias por venir – se aferro a quien le acariciaba el cabello y susurraba palabras reconfortantes, -gracias por venir por fin a ayudarme Dominick – susurro sin abrir los ojos

Dominick no dejaba de darle pequeños besos en su cabeza, mejillas y frente, quería protegerla, liberarla de aquellas pesadillas, pero aquellas palabras que menciono al ya entrar en calma lo dejaron con un profundo sentimiento en su interior porque quizás ella siempre deseo que él la salvace y solo obtuvo de el más dolor, su corazón se encogió en su pecho y la abrazo más fuerte casi de forma inconsciente

Leonore despertó al sentir que le costaba moverse e incluso respirar por la presión que sentía alrededor de su cuerpo – Dominick – susurro – Dominick – volvió a susurrar ahora un poco mas fuerte y se removió entre sus brazos para ver si la soltaba un poco - ¡Dominick! – movió sus caderas para ver su logra obtener cierta distancia y así estar más cómoda

-       ¡Disculpa! – Dominick la soltó y se medió se sentó en la cama, estabas teniendo una pesadilla y te abrace

-       ¿Una pesadilla? – ciertas imágenes le volvieron a su mente y recordó que era la misma pesadilla que tenia siempre, pero algo cambio esta vez porque no despertó asustada y llorando, algo sucedió que ahora mismo no sentía miedo porque por extraño que pareciera se sentía segura y tranquila, volteo y levanto su rostro y miro con detenimiento a Dominick – gracias –una sonrisa se dibujó en su rostro

-       ¿Por qué me das las gracias, pequeña? Le acaricio la mejilla con infinita ternura

-       No lo sé – apoyo su cabeza en la mano de él – tan solo gracias por estar ahí por ayudarme

El Infierno de un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora