16

2.4K 340 276
                                    

Podia sentir la presión en su pecho, había llegado el día de la fiesta de presentación y se sentía demasiado nerviosa y agobiada, no quería cometer algún error, no saber comportarse y terminar siendo el hazme reír de la sociedad londinense como lo...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Podia sentir la presión en su pecho, había llegado el día de la fiesta de presentación y se sentía demasiado nerviosa y agobiada, no quería cometer algún error, no saber comportarse y terminar siendo el hazme reír de la sociedad londinense como lo fue de la sociedad de Edimburgo, el desprecio de aquella gente era duro y terminaba lastimando a la larga

- No te preocupes todo saldrá bien – Fortune percibía el nerviosismo de Leonore y si llegase a pasar algo no estas sola, nos tienes a nosotros para respaldarte, te aseguro, nadie osara a meterse con la Duquesa de Blackgood

- No... no estoy nerviosa – trato de sonreír

- No me puedes engañar – le entrego los guantes de seda negra que le daban un aire de contraste con su vestido rojo, el cual brillaba por la pedrería que lo adornaba dando la ilusión que estrellas descansaban en lugares estratégicos – No te sientas presionada, esta es tu noche – sonrió – cada invitado que esta acá, solo desea conocer a la nueva marquesa de Alterberry, no te inclines antes ellos, no esperes su aprobación o aceptación porque esta noche ellos son los que quieren eso... pero de ti – tomo la barbilla de Leonore – se altiva, eres más que ellos.

- Es algo difícil para mi- bajo la mirada – no se, ser así

- Es fácil, ta solo míralos por encima de tu hombro – rio – y recuerda estaremos cuidando de ti en todo momento.

Inspiro y vio su reflejo en el espejo y no era capaz de reconocerse, por primera vez se sentia hermosa, desde el peinado elaborado que le hizo la doncella que tenia a su disposición, del maravillo vestido que lucia aquella noche que destacaban su piel blanca, el sutil maquillaje que llevaba, se acerco al espejo - ¿soy yo?

- Si querida eres tu – Agatha ingresaba a la recamara, con varias caja de terciopelo en sus manos – tu eres hermosa mi pequeña, tan solo debías darte cuenta que a pesar de todo hay luz dentro de ti capaz de encandilar cualquier caballero – dejo las cajas sobre una mesa contigua – y por lo mismo hoy necesitas joyas adecuadas para que acompañe a tu belleza – abrió una de las cajas y dentro de ella había una collar de rubíes y diamantes, en otro una pulsera a juego, en otra pequeños adornos para su cabello y finalmente un anillo que completaba el juego

- Es demasiado – susurro – no puedo... no puedo llevarlo – miro a Agatha asustada, jamás en su vida había vista joyas tan bellas y mucho menos costosas

- Querida estas joyas las envió mi esposo, como un regalo para su nieta, pertenecen a la familia y ahora tu eres parte de la familia – tomo el collar y lo poso en su cuello, el cual descansaba en el nacimiento de sus senos.

- Pero usted la duquesa es usted... quien debería lucir estas joyas es usted le pertenecen

- Querida – rio estas joyas son para alguien joven, además ofenderás asi a Anthony

Se quedo mirando su imagen en aquel enorme espejo y aun no se reconocía, no parecía ella, aquella opaca mujer, aquella mujer sin vida que solo estaba ahí sin saber que hacer, ahora veía a otra mujer a alguien tan distinta, a quien jamás supo que existía en su interior, miro las mujeres a través del espejo y les agradeció en silencio por ayudarla, por apoyarla, por quererla tal cual era – no podría – paso sus dedos por las piedras preciosas y sintio que aquella noche si podía ser bella.

El Infierno de un ÁngelWhere stories live. Discover now