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Los rayos del sol golpeaban directamente en sus ojos, obligándolo a abrirlos , sentia como si le hubiesen dado una paliza tras su entrenamiento de boxeo, su cuerpo le dolía y que decir de su cabeza, sentía que se le partía en mil pedazos - ¿Qué ho...

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Los rayos del sol golpeaban directamente en sus ojos, obligándolo a abrirlos , sentia como si le hubiesen dado una paliza tras su entrenamiento de boxeo, su cuerpo le dolía y que decir de su cabeza, sentía que se le partía en mil pedazos - ¿Qué hora será?- miro alrededor de su recamara y vio el desastre que tenia en la misma, no había querido salir de aquel lugar en varios días tan solo se había dedicado a beber y releer los diarios de los hermanos, de alguna manera sentía que con cada frase y cada hoja que volvía a releer, descubría el verdadero ser de esas dos lacras – fui un maldito ciego – salió de la cama y se tomo su cabeza con sus manos, sentía s boca amarga y no tan solo era por la resaca que tenia sino por descubrir demasiadas verdades, que lo llevaron al infierno a obligarlo a dejar de idealizar a quien jamás lo mereció y darse cuenta de todos sus errores, se enamoro de la ilusión, de un espejismo que creo en su mente, volvió perfecta ante sus ojos a Celesthe solo porque estaba enferma no quiso, porque es así no quiso ver su verdadero ser, se negó a toda realidad por el dolor de su enfermedad y muerte de forma tan trágica y joven.

Quizás con ella pudo ser ciego y no ver la verdad, pero con Alberth, con aquel mal nacido no vio la verdad que tenia ante sus ojos muchos trataron de abrirle los ojos y los culpo de ser unos seres rencorosos y estúpidos que se dejaban engatusar por la postura lastimera y de victima de Leonore y realmente jamas fue una postura; ella si fue la victima esos dos – y mi propia victima, porque yo ayude mucho – camino hasta la ventana y observo desde ahí como el mundo continuo viviendo, pudo ver a lo lejos como la gente iba y venia por la calle, como los carruajes pasaban y todo seguía su ritmo normal, solo él se quedo viviendo aferrado a recuerdos y estúpidos sentimientos de venganza que se esmero en cumplir -¿Qué hare ahora? ...¿Cómo debo actuar?- no podía salir y pedirle consejo a su abuelo, ya no era aquel jovencito que recurría a su abuelo en busca de un conejo, era un hombre hecho y derecho que debía asumir sus culpas y errores y como tal debía solucionarlo enmendarlo - ¿pero no se como? -inspiro fuerte y volvió a sentir una punzada de dolor en su cabeza, apoyo su mano en la ventana y sintió una punzada de dolor en la misma, ya se había olvidado de la herida de su mano, miro el vendaje por varios segundos y movió sus dedos – supongo que esto es el recuerdo de mi estupidez y ceguera – se volteo al sentir golpes en su puerta

- Su excelencia, podemos pasar ... traemos su desayuno

- Tiene una semana ahí encerrado – Leonore le susurro al ayuda de cámara de su esposo - ¿Dónde están las llaves?, sino responde o se niega a comer ingresaremos

- Si mi lady – le mostro las llaves

Dominick pudo escuchar la suave voz de su esposa y tomo los diarios y los guardo en un cajón de un mueble que usaba de escritorio – si, pueden traer el desayuno

- Abre la puerta – miro al hombre, no comprendía la actitud de Dominick, tenia una semana encerrado, había escuchado golpes y gritos; y no pudo ingresar a verlo porque el había cerrado por dentro la puerta que comunicaba sus habitaciones, es que no podía estar así por Celesthe o Alberth porque faltaban varios meses para que fuese el aniversario de su muerte de ellos.

El Infierno de un ÁngelOnde as histórias ganham vida. Descobre agora