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El silencio del carruaje la estaba agobiando, pero más aun sentir la mirada de odio de su ahora esposo sobre ella, se movió algo inquieta y trato de alejarse de él, ¡dios! Si pudiese ya habría saltado del carruaje sin importarle morir

- Quiere dejar de comportarse como un cervatillo asustado

- No comprendo a lo que se refiere – bajo la mirada y apretó las manos sobre su regazo y casi por inercia se pego a la orilla del banco del carruaje

- A esto – señalo con la mano – tiene una postura de miedo – blanco los ojos – quieres dejar de fingir no estamos en presencia de nadie, estamos solo viajando a nuestra recepción de este estúpido matrimonio, así que deje esa maldita postura de víctima, porque si buscamos una victima en todo esto, soy yo, urdiste un plan para atrapar a un lord que la libere de la casa de su cuñado.

- ¡Jamás! – se silencio al instante lamento mucho a ver elevado las únicas ocasiones que se atrevió a hozar a hacer aquello su difunto esposo le dio una casquetada que la dejo en el suelo con su mejilla hincha y labio roto – lo siento jamás volveré a levantar la voz, le pido disculpas mi lord – tembló en el lugar

Dominick la observo en silencio, realmente estaba asustada, pero si tan solo levanto un poco la voz, es mas su querida nana aun le levanta la voz, sonrió en su interior al recordar a aquella mujer que lo crio cuando sus padres partieron de este mundo, aquella pequeña y anciana mujer se daba a respetar es más el aun le temía a pesar de ser un adulto – no veo de que deba disculpar – las actitudes de ella eran extrañas, pero y si solo fingía si estaba tratando de manipularlo para aparentar ser una victima ante él y así ganarse su lastima, no dudaba en absoluto que eso debía ser aquella mujer era una manipuladora, pero las cicatrices que tenia en parte de su espalda le daban que pensar, era profundas como si hubiesen sido hechas con un látigo o fusta que se utilizaba para los caballos, quizás Armand la golpeaba a modo de castigo por los crímenes que cometió con su familia, pero a pesar que ella merecía sufrir por aquello, golpear a una mujer era algo que no concebía, no importa que tan despreciable sea, o los pecados que cometió, jamás osaría cometer aquel crimen, no estaba dispuesto a tener en sus manos o conciencia la sangre de una mujer ya fuese directa o indirectamente, es cierto la odiaba con cada fibra de su ser, pero suponer que Armand la golpeaba hasta dejar su espalda en ese estado le provoco lastima quizás, una cosa era odiar y otra era dañar de esa forma tan ruin, el hombre que cometiese ese crimen merecía ir al infierno

Lo miro de soslayo no podía descifrar que pensaba y eso la ponía nerviosa con Alberth aprendió a leer sus expresiones y estado de humor a gran velocidad y eso mismo la ayudo a liberarse de algunas palizas y también proteger a capa y espada a Celesthe lo que le provoco otras, aunque no le importo, Celesthe se volvió una hermana, en la cual encontró apoyo ante la crueldad de su difunto esposo – su ... su – carraspeo – su excelencia le queria consultar al...

El Infierno de un ÁngelOnde as histórias ganham vida. Descobre agora