Capítulo XXXII

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** MARCHETTI'S CLASSICS PLAYLIST: I'll Stan By You- Pretenders

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UN AÑO ATRÁS

MEDIADOS DE NOVIEMBRE

LAUREN MARCHETTI

Hace dos días, mi vida cambió por completo. Observo a mi alrededor y aun no puedo creer que esta pequeña casita es mía. Mi sala de estar está llena de cajas, necesito muebles, pero por primera vez en tres años siento que puedo respirar. Hay una sonrisa en mi rostro, a pesar del duro golpe de realidad que tuve unas horas atrás al salir del departamento que por un tiempo, trate de llamar hogar. El leve toque en la puerta llama mi atención y al girarme, mi rostro se encuentra con el rostro de la mujer que ahora sé con certeza es el amor de mi vida.

Ella alza una bandeja con dos cafés y una bolsa de nuestra cafetería favorita, y no puedo evitar sonreír mientras me ajusto mi bata y camino hacia la puerta. La felicidad no cabe dentro de mi pecho al ver sus ojos marrones llenos de tanto amor que me corta la respiración.

—Estaba por el vecindario y al ver la puerta entre abierta y una mujer guapísima dentro de la casa tuve que detenerme para admirarla—abro la puerta separadora completamente y finalmente la tengo frente a mí. Mi corazón empieza a latir como nunca antes, y la suave sonrisa en sus labios me dice que sabe lo que pasó anoche.

—No tengo dudas de que sabes cómo hablarle a una mujer para que se sienta especial, cara mia—ella baja la mirada sonrojándose adorablemente.

—Solo tengo ojos para una sola mujer y mis palabras son solo para ella—me dice ella suavemente y yo me aparto para dejarla pasar. El olor de su shampoo llena mi casa y deseo con toda mi alma sentir ese olor por el resto de mi vida. La veo absorber mi pequeña casa y no puede evitar sonreír al ver mi jardín—. Veo donde están tus prioridades—yo rio un poco al ver como señala el jardín amueblado y lleno de flores que estuve arreglando unos días atrás mientras pensaba en mi próxima decisión.

—Déjame ayudar con eso, cariño—nuestros ojos se encuentran y ella me entrega la bandeja con los cafés y sus ojos brillan de amor.

—Traje unos croissants de la cafetería que tanto te gusta—me dice ella abriendo la bolsa y yo aprovecho ese momento para acercarme y pasar un mechón de su cabello atrás de su oreja y mis dedos acariciando su mejilla. Camila se ve hermosa. Solo viste una sencilla pijama de hospital color gris y es la mujer más hermosa del mundo—. Tenía la idea de desayunar contigo.

—Estaba preparándome un plato de fruta que podemos compartir—ella toma mi mano que acaricia su mejilla y la lleva a sus labios para besarla dulcemente. La oigo suspirar y eso basta para acercarme a ella deseosa de sentirla. Nuestras frentes se pegan y la escucho contener el aliento.

—Eres tan hermosa que me dejas sin aliento—murmura ella y sus ojos me ven fijamente y me siento hermosa.

Su mirada me hace sentir realmente cada una de sus palabras.

—Y soy una mujer libre para ti—ella cierra sus ojos de nuevo absorbiendo mis palabras y se separa de mi para verme a los ojos. La veo tomar los cafés de mis manos y ponerlos en la mesa más cercana sus manos, ahora libres inmediatamente toman mi rostro—. Soy libre para estar con la mujer que adoro.

—Oh, Lauren—su frente se pega de nuevo y su aliento toca mis labios. Mis manos la toman por la cintura pegándola a mi y ella me sonríe hermosamente. Este es mi lugar. Sus brazos son el lugar donde finalmente me siento completa. Ella es música—. ¿Cómo te sientes? Sé que es una pregunta un poco tonta pero ayer me hubiese gustado estar contigo.

—Dinah no me dejó sola en ningún momento y me siento tranquila con la decisión que tomé —Camila acaricia su nariz con la mía y el movimiento es tan suave pero al mismo tiempo sensual. Mis piernas se derriten pero ella me abraza por la cintura sosteniéndome—. En este momento me siento en el cielo—le digo al oído cuando ella me abraza dulcemente. Puedo sentir el olor de su shampoo y mis labios no pueden evitar besar su cuello—. Hueles delicioso—no reconozco mi voz y me dejo llevar olvidándome de todo y solo sintiendo a la mujer en mis brazos.

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