Capítulo XXII

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**MARCHETTI'S CLASSICS PLAYLIST: Take My Breath Away-Jessica Simpson

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CAMILA LOCKWOOD

—Buenos días, Iria—observo el cuadro médico con atención de la cirugía que tuve en la madrugada de emergencia—. Soy la doctora Camila Lockwood—trato de sonreírle pero la adolescente tiene los ojos fijos en la ventana—. Soy la doctora que operó tu brazo—no obtuve respuesta así que trato de buscar otro tema de conversación—. Tu nombre es muy bonito, Iria—lo repito y sonrío mostrándole confianza—. ¿Qué significa?

—¿Por qué no toma sus exámenes y me deja en paz? —no es lo que esperaba, pero por lo menos tengo una reacción de su parte

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—¿Por qué no toma sus exámenes y me deja en paz? —no es lo que esperaba, pero por lo menos tengo una reacción de su parte.

—Necesito algunos datos de tu parte—sus ojos de un color turquesa hermoso se encuentran con los míos. Jamás en toda mi vida había visto unos ojos tan hermosos sin contar los de mi Lauren—. Necesito saber tu edad y necesito localizar a tus padres.

—Es un hospital que atiende a personas que no tienen seguro médico porque tiene donaciones del estado—su voz suena altanera, pero noto un deje de desesperación en ella—. No puede correrme.

—No te estoy corriendo—le digo mientras siento la mirada de Judith, mi enfermera sobre mí—. Pero me parece que eres menor de edad, y necesito notificar a tus padres que sufriste un accidente y estás aquí.

—¿Cómo sabe que soy menor de edad? Pensé que quería saber mi edad y otros datos.

—Llámalo intuición—acerco una silla y me siento frente a ella y aunque su mirada se desvía sé que está pensando las cosas—. Eres menor de edad, y aunque te tuve que intervenir de emergencia por tu brazo que ahora está muy bien; hay autorizaciones y formularios que necesito que tus padres llenen—ella me observa y noto tanta tristeza en sus ojos que me parte el corazón.

—Yo me cuido a mí misma—fue su respuesta y luego de eso cierra sus ojos y no habla más. Mis ojos van a Judith que niega ante el comportamiento y no me queda más que ponerme de pie y salir de la habitación.

—Tienes que llamar a los Servicios Sociales, Camila—me dice Judith en el momento que salimos de la habitación y ambas nos quitamos los guantes.

—Pensé que iba a lograrlo—Judith niega viéndome condescendientemente.

—Te dije que era una paciente difícil. Esa niña no puede tener más de quince años y lo mejor será notificar a las autoridades correspondientes antes de que esto sea más grande—yo asiento sin poder negar que Judith tiene razón.

—¿Tú estabas de guardia anoche? —Judith asiente y empezamos a caminar por el pasillo.

—¿En qué estado llegó? —le pregunté con curiosidad.

—Antes de llamarte entró ella misma sosteniéndose el brazo fracturado y pidió un doctor. Supongo que el dolor hizo su parte y finalmente se desmayó.

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