Capítulo VII

15.5K 1.5K 631
                                    

**MARCHETTI'S CLASSICS PLAYLIST: Every Little Thing She Does Is Magic- The Police

~*~

CAMILA LOCKWOOD

Hay algo en su forma de mirar que llega hasta lo más hondo de mí. No puedo explicarlo, o mejor dicho, no le he buscado explicación alguna. Ha sido un impacto certero, directo, profundo e inexplicable. No es solo su belleza, aunque la considero una de las mujeres más hermosas que he visto en mi vida. No es solo su inteligente conversación; una voz por la que puedo perderme horas y horas como ayer.

No soy la persona más sociable del mundo, no hago amigos con facilidad. Soy una mujer enfocada en su trabajo, no me gustan las distracciones. Pero en este viaje que tomé para curar las heridas hechas unas semanas atrás me encuentro indudablemente atraída hacia otra mujer. No vine a Italia para eso, pero pasó.

Ahora estoy aquí, rodeada de personas en una cafetería céntrica de Roma esperando por ella. Me he puesto mi mejor camisa, y me he tomado un tiempo considerable para que mi cabello siempre atado con una coleta, ahora caiga en ondas por mis hombros mientras lo adorno con mi característica bandana esta vez de color negro combinando con mi camisa de un solo hombro roja holgada. Adoro las bandanas, aunque sea un accesorio bastante superficial para muchos. Las bandanas, las bufandas y los zapatos son mi obsesión .Pero volviendo al tema, esta mañana me he tomado mi tiempo. Despacio sin apresurarme he logrado un look que considero presentable ante una mujer como ella.

Lauren Marchetti es sencilla al vestir, parece ser de esas mujeres que no debe esforzarse para verse bien, que su belleza surge natural. Unos jeans ajustados, un top de manga farol color ocre, y sobre el un chaleco totalmente negro con una parte llena de pines que son de diferentes ciudades.

Su cabello suelto fluye con cada paso que da y de su cuello con una cuerda negra cuelgan sus gafas de lectura que no usa nunca permanentes, pero que siempre cuelgan de su cuello porque es el quinto par que tiene en menos de seis meses. Su forma de caminar es segura, y yo me deleito en ella mientras respiro hondo y contengo mis manos para no pasarlas sobre mi ropa asegurándome que nada esté fuera de su lugar. Son las nueve en punto, es puntual.

¿Ella es real? Contengo la respiración.

Buongiorno, dottoressa Lockwood—lleva un bolso negro que parece de tela cruzado por su pecho y tiene adornos de madera, mientras en una de sus manos sostiene una cesta de picnic.

—Buenos días—le digo mientras sigo conteniendo el aliento. Creo que es demasiado temprano para tanta belleza junta—. Déjame ayudarte—me acerco para tomar la cesta y ella sonríe negando y da un paso hacia atrás.

—Yo puedo—ella observa la cafetería abarrotada, y me siento una idiota por estar esperando por ella en la puerta sin pedir una mesa—. Sé que dijimos que íbamos a desayunar en esta cafetería, pero no pude contenerme. Mia nonna llevó tantos frutos rojos frescos que pensé que te gustaría disfrutar de mis muffins favoritos, y una taza de auténtico café Italiano. También prepararé un panino al prosciutto, irresistibile.

Irresistibilengo o irresistibileti, como se dijera, sin duda era ella hablando italiano, y preparando el desayuno en una cesta de picnic.

—No tendrías que haberte molestado—ella me sonríe y se le forman dos pequeños hoyuelos que ayer noté muy poco.

—No es molestia, soy de esas personas que necesita un café por la mañana y siempre cocino algo. Además, soy...chef.

—Lo eres—afirmo y noto sus ojos apagarse un poco, a pesar que esa mañana es soleada y perfecta.

—Quiero mostrarte Italia realmente—ella se gira empezando a caminar y yo la sigo. Camino a su lado lentamente tratando de no perderme en su perfil, y avergonzarme como una adolescente con su primer enamoramiento—. Esperaba que desayunáramos en Villa Borghese. Podemos ver el Templo de Esculapio, y caminar un poco. Questo é una splendida giornata per passeggiare. Italia es mucho más que hermosas piezas arquitectónicas, y buena comida.

The GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora