Capítulo XVIII

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**MARCHETTI'S CLASSICS PLAYLIST: Because You Loved Me- Céline Dion

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CAMILA LOCKWOOD

El sol se impone majestuoso sobre nosotras mientras finalmente vemos a lo lejos el inicio de Craven Woods. Un pequeño complejo con una laguna y cabañas vacacionales. Un lugar precioso, lleno de vegetación y tranquilo. Eso es lo que necesito, tranquilidad. El alivio que siento de saber que finalmente mi especialidad está terminada, y soy oficialmente una cirujana llena mi corazón. Todo mi esfuerzo reducido al momento en que me mostraron mis notas aprobadas valió la pena. Las lágrimas de estrés, dolor de cabeza y cansancio valieron la pena. Amo mi profesión, y finalmente podré vivirla como deseo. En este momento puedo respirar y decir, ¡Lo logré!

—No es una cabaña muy grande, pero hemos ido haciendo algunas mejoras con Thomas—me dice Lauren sacándome de mis pensamientos mientras se detiene frente a una pequeña cabaña que es un tanto rustica, pero adorable. Rodeada de flores y con un pequeño kayak colgado en el porche y dos remos enormes y amarillos están colocados sobre la puerta. Puedo ver el lugar donde con piedras se ha formado un círculo ideal para una fogata.

Salgo del coche cautivada y siento el aire frio que hace que me ajuste un poco la bufanda. Nadar en el lago no es lo ideal, pero noto un jacuzzi a un lado que está en un deck de madera en el jardín privado. Observo el lugar abrazándome a mi misma y es precioso. Quiero girarme para ver a Lauren, pero no es necesario porque siento unos brazos abrazándome por la cintura y unos delicados y fríos labios tocar mi mejilla suavemente.

—Hace frío, cara mia—me dice al oído apoyando su mentón en mi hombro. Yo cierro los ojos ante su cercanía.

—Ya no más—le digo entrelazando mis manos con las de ella en mi cintura y apoyándome en su cuerpo.

—Extrañaba tanto tu olor—me dice pasando la punta de su nariz por mi cuello, y no puedo evitar estremecerme. Está sucediendo de nuevo, y estamos solas. Estaremos solas por dos días, no sé qué será de mi—. El sabor de tu piel—con sus manos aparta mi cabello y busca mi cuello besando muy dulcemente cada espacio libre—. Dos días sin verte fueron una tortura para mí, después de lo que pasó. He intentado controlarme, Camila. Pero es más fuerte que yo, y no puedo luchar. No después de escuchar la melodía de tu boca contra mi piel.

Ante sus palabras me giro y mis labios van directamente a su cuello mientras mis manos se abren dentro de su abrigo. Estoy embriagada de ella, pero acabamos de llegar a este lugar y ella no está lista para algo más.

—Lauren, preciosa—le digo al oído tratando de recuperar el aliento. La respiración de ambas es errática.

—Quiero hacerte el amor—me dice ella abrazándome profundamente—. Camila, no puedo controlarlo. Es nuestra segunda cita, pero no puedo controlarlo.

—Haremos el amor—le digo sintiendo un nudo en la garganta—. Te juro que haremos el amor. Esa noche voy a besarte, a recorrer tu cuerpo con mis labios y con mis manos. Me tomaré mi tiempo pare recorrer y memorizar cada parte de ti, hermosa—me separo un poco de ella para tomar su rostro entre mis manos. Su aliento besa mis labios y mis manos tiemblan, y al ver sus ojos debo respirar hondo para no perder el control—. No será algo apresurado. Acabamos de llegar a un lugar hermoso como tú y quiero que disfrutemos de la libertad de tocarnos, de acariciarnos y de ser felices solo tú y yo.

Ella pega su frente a la mía y nuestras narices rozan. Quiero besarla, pero quiero un escenario diferente. Un beso diferente, no quiero que ella se arrepienta de desearlo tanto como yo. Jamás deseo escucharla llorar de nuevo como dos noches atrás.

—Lo siento—me dice ella poniendo sus dedos sobre mis labios y besándolos suavemente—. No sé que me pasa, Camila. Yo nunca he sido de esta forma. No creas que siempre fui esta mujer incapaz de controlarse. No quiero incomodarte.

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