Capítulo XVI

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**LOCKWOOD'S FAVS PLAYLIST: What If I Never Get Over You- Lady Antebellum

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LILY MARCHETTI

Siempre se ha considerado que limpiar la cocina después de la jornada puede llegar a ser tedioso. Pero la satisfacción de saber que todo fue perfecto y que fue una noche exitosa puede borrar de mí cualquier fatiga.

El último plato servido esa noche salió con la elegancia, precisión y sabor como el primero que dejó mi cocina. Ahora con una copa de vino y sin la presión del servicio puedo relajarme y respirar. Es en este momento en que realmente puedo observar a Lauren, mi hermana menor, y notar los pequeños cambios en ella.

Está hablando con algunos cocineros mientras empacan los sobrantes. La veo mucho más animada que algunos meses atrás cuando la vi por última vez antes de su viaje a Italia y me duele saber que no tengo la oportunidad de compartir más con ella. Estar lejos de mis hermanos siempre ha sido la parte más dolorosa de todo mi viaje culinario. Ser chef principal en Miami ha sido muy beneficioso para mi reconocimiento profesional, pero a pesar que mis padres han vivido cerca siempre, el saberme lejos de mis dos hermanos siempre me ha dolido; pero sé que el viaje de cada uno de ellos no era algo que debía estancarse en Miami, sobre todo el viaje de Lauren. New York estaba hecho para ella sin duda, su mejor decisión fue mudarse. Sus enormes edificios, sus expresiones de arte. El movimiento rápido pero al mismo tiempo apreciativo del arte que se vive es diferente al de Miami.

Manhattan al ser la cuna de la moda y el arte sin duda es el lugar perfecto para una joven artista llena de sueños y aspiraciones. Aún recuerdo la tarde en Miami después de una jornada en el restaurante en la que Lauren de solo diecisiete años había recibido su carta de aceptación en Juilliard. Esa tarde había visto reflejada la felicidad más pura y genuina de toda mi vida. Los ojos de Lauren siempre tan llenos de energía y vida habían brillado llenos de realización y felicidad tan profunda que hasta hoy jamás he vuelto a ver en ella.

Siempre se ha considerado que la familia habla bien de los demás por el simple cariño existente entre sus miembros; sin embargo, yo puedo decir que en Lauren sin duda radica el verdadero talento. Su facilidad para la música, su apreciación, su voz. La música siempre fue su forma de expresión, lo que realmente la diferenciaba de todos los Marchetti, aunque cada uno de nosotros hace arte a su manera. Aún recuerdo la mirada asustada de Lauren al comprobar el difícil programa de música en la universidad. Julliard puede ser un sueño, y todos piensan que la parte difícil es entrar, pero ya estando dentro empieza la parte más dura. Recuerdo escucharla llorar algunas veces en el teléfono por lo difícil que era seguir el paso de un lugar distinto y tan lejos de casa, pero todos sabíamos que su amor por la música era más grande que todo eso.

Desde la primera vez que nos dijo que Juilliard la había seleccionado para representarlos en una competencia supe que ese sería el inicio de todo, en ese momento me di cuenta de que Lauren lo lograría, y no me equivoqué. La música era todo para Lauren y era reconocida y buena en su trabajo, hasta que conoció a Caleb. No me malentienda, adoraba Caleb. Sin embargo siempre tuve la leve sospecha de que Lauren podría haber hecho mucho más estando soltera. Ella jamás me lo ha dicho, pero sé que él la limitó y al perderlo a él no le quedó nada. Nada salvo lo más seguro, lo que según ella siempre fue su destino, el restaurante.

—No escuchar a Celia Cruz mientras se limpia la cocina me parece raro estando tú aquí—No puedo evitar sonreír al escuchar a Lauren que se acerca a mí con su propia copa de vino.

—No me tientes—la digo sin poder evitar reír al escuchar a lo lejos las primeras notas de Rie y Llora de Celia Cruz—. Creo que mamá se acuerda—mi hermana pone los ojos en blanco—, espero que no te moleste, por la música.

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