Capítulo XIX: Masajes

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Sanem no paraba de hablar mientras nos dirigíamos a la salida del edificio donde se encontraba nuestro lugar de trabajo, ella siempre me acompañaba en mi trayecto de las escaleras. Aunque las odiaba, ni se molestaba por tener que bajar cinco pisos por mi culpa. Ella era increíble, la mejor amiga que podría tener y una de las personas más importante en mi vida.

—¿Cuándo conoceré a tu sexy corredor? —preguntó.

—No lo sé, algún día quizá, además aún no ha regresado de su viaje —expresé restándole importancia.

—¿Cuándo regresará? sabes que tengo que dar mi aproba... —se detuvo antes de abrir la puerta—. Oye... ¿y ese quién es? —cuestionó mirando hacia afuera.

Abrí los ojos de una manera exagerada al ver a la persona que estaba recostada sobre un auto, que casualmente ya conocía.

—Jerónimo —respondí atónita.

—Wow... se ve más caliente que en las fotos.

—Cierra la boca —ordené y salimos a su encuentro.

Llegué a él y me sonrió feliz.
¿Será por verme luego de tantos días?

—Hola preciosa —pronuncia.

Sonreí y literalmente salte sobre él para abrazarlo.

—¿Qué haces aquí? —cuestioné sorprendida. 

Se suponía que estaría mucho más tiempo en Alemania y tampoco me había dicho que regresaría antes de lo previsto, no me lo esperaba.

—Quería darte una sorpresa preciosa.

—Eso es muy dulce de tu parte —expreso—. ¿Cómo sabes dónde trabajo? —interrogué curiosa porque nunca le había dicho la ubicación del lugar.

—Tengo contactos.

Sanem carraspeó para sacarnos de la burbuja que se había creado a nuestro alrededor.

—Jero, ella es Sanem, mi mejor amiga y compañera de trabajo — hablo señalando a mi amiga—, Sanem el es Jerónimo alias el sexi corredor de motos.

—Un placer Sanem —expresó Jerónimo y dió un beso en la mejilla a mi amiga.

—El placer es mío —sonríe—, los dejo solos tengo cosas que hacer— expresó y comenzó a caminar hacia su auto—. Adiós Nix, luego hablamos. Jerónimo un gusto y espero volver a verte.

Se marchó dejándonos solos.

—¿Me echaste de menos? —interrogó tomándome de la cintura y acercándome más a él.

—Mmm... no, no tanto.

—¿Segura? —entrecerró sus ojos.

—Segu...

No me dejó terminar cuando me calló con un beso, no uno tierno, fue uno apresurado y demandante donde demostraba que me había extrañado.

—Cena en mi casa esta noche —pronuncia al separarse un poco de mi intentando recuperar aire.

—¿Esta noche?

—Claro, ¿olvidaste que te invitaría a cenar cuando regresara de mi viaje para que conozcas a mis amigos?

—No lo olvidé, además ya conozco a tus amigos.

—Creo que ya había dicho que fingirás no haberlos visto en tu vida.

—Tienes razón —río.

—Vamos te llevaré a tu apartamento, supongo que quieres ducharte o algo.

Una parte de Mi (Libro 1)Where stories live. Discover now