Capítulo XXVI: Demasiado Alcohol

40 11 49
                                    


Mayo

El tener que ver a Renata en ese estado no era nada divertido, tal vez algunos puedan creer que estaba exagerando, pero no. Es que se notaba realmente entusiasmada con cada texto que enviaba a ese idiota.

Mi móvil vibró con un nuevo mensaje.

Sexi corredor: Cena en mi casa esta noche.

Sonreí al leer el mensaje, escribí mi respuesta rápidamente y la envié.

Sophia: ¿Eso es una pregunta?
 

Sexi corredor: No.

Sonreí divertida por su respuesta.

Sophia: Mandón.

Sophia: No podré esta noche.

Sexi corredor: ¿Por qué?

Observé a mi amiga un momento, estaba recostada sobre el sofá concentrada en su serie favorita, la cual había visto miles de veces. Pero sabía que lo hacía para ocupar su mente en otra cosa que no sea ese imbecil. Ella fingía de alguna manera estar bien, pero la conocía, se veía muy mal y no iba a dejarla sola.

Sophia: Renata me necesita.

Sexi corredor: ¿Qué sucedió?

Sophia: Decepción amorosa :(

Sexi corredor: Quizás necesite distraerse, ven con ella.

Jerónimo me había dado una buena idea.

Sophia: Tienes razón, la convenceré. Te veo luego.

Renata había conocido a un hombre por una aplicación de citas, llevaban hablando varios días y habían acordado una cita, la cual tenía emocionada a mí amiga. El día de la cita ella salió feliz de nuestro apartamento a su encuentro sin embargo el hombre nunca llegó, la dejó plantada.

Por lo que Renata se encontraba en modo odio al género masculino. Además de que el mencionado que no recuerdo su nombre, no ha parado de enviarle mensajes disculpándose por su ausencia.

—Amiga, Jerónimo nos ha invitado a cenar —expresé llamando su atención.

—No cuentes conmigo —dijo con la vista en su serie favorita.

—No estoy preguntando, irás conmigo a ver si te va lo perra rabiosa —dictaminé.

Quitó su atención de la televisión y me observó.

—De acuerdo —suspiró rendida —, pero necesito unos tragos y fuertes.

—Lo que quieras —sonreí.

❀❀❀

Luego de prepararnos, salimos del apartamento, bajamos las escaleras y nos dirigimos al estacionamiento por mi auto.

El camino hacia la casa de Jerónimo transcurrió rápido mientras cantábamos como locas.

Luego de unos minutos llegamos al lugar, bajamos del auto y nos acercamos hacia la puerta, presioné el timbre de la casa y esperamos unos segundos.

Jerónimo abrió la puerta con una sonrisa en su rostro.

—Hola preciosa —acortó la distancia entre nosotros y estampó un beso en mi boca.

Una parte de Mi (Libro 1)Where stories live. Discover now