Capítulo XXV: Nosotros

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Jerónimo había enviado un texto diciendo que me llevaría a un lugar especial, por lo tanto allí estaba frente a mi espejo terminando de arreglarme para nuestra cita. 

Aún no tenía idea en qué nivel de relación nos encontrábamos, pero por más que lo intentara, no podía evitar sonreír cada vez que él me presentaba al resto como "su chica". Si, lo sé, para algunos sonaba algo insignificante e incluso estúpido, pero a mi me gustaba y mucho.

Buscaba otra blusa para ponerme, porque la que tenía puesta no me convencía del todo, cuando oí el sonido del móvil. Respondí la llamada mientras continuaba mi búsqueda.

—Hola preciosa, estoy esperando —expresó Jerónimo.

—Hola guapo, ya bajo.

—De acuerdo, aquí te espero.

Colgó la llamada y me resigné a dejarme la prenda que tenía puesta. Ya no tendría tiempo para cambiar de opción.

Abandoné mi apartamento, bajé las escaleras y salí del edificio.

Jerónimo me esperaba sentado sobre una motocicleta. Sonreí al verlo, se veía seguro de si mismo, inalcanzable, sexi y encantador. No, no estaba exagerando, hablaba en serio.

Llegué a él y me arrojé a sus brazos.

—Hola preciosa —me besó en los labios suavemente.

—Hola guapo —sonreí.

—Te extrañé —expresó.

—Y yo a ti. ¿Y eso? —pregunté señalando la moto.

—Es uno de mis más preciados tesoros, el cual tiene un lugar privilegiado en mí corazón junto a ti —expresó—. Por lo tanto,  he decido que la conozcas y tal vez si deseas enseñarte a usarla.

—¿En serio? —pregunté emocionada.

—Si, si es que quieres.

—¡Claro que quiero, me encanta! —me expresé feliz. 

—Entonces andando.
 
Me colocó el casco, luego él hizo lo mismo, se subió a la motocicleta y realice la misma acción colocándome detrás de él. 

Sentía miedo, era la primera vez que subía a una motocicleta.

—Debes sostenerte de mí, es más cómodo —habló Jerónimo mirándome a través del espejo.

Asentí en respuesta y lo rodeé con mis brazos sujetándome fuertemente.

—Preciosa, moriré asfixiado si me sujetas de esa manera.

—Lo siento —suspiré—. Nunca he subido a una motocicleta, aunque me encantan.

—Tranquila conmigo nada te sucederá —tomó mi mano suavemente—. ¿Confías en mí?

—Confío en ti —aflojé un poco mi agarre y nos pusimos en movimiento.

Nos dirigimos a una zona alejada de la ciudad, durante el trayecto logré relajarme y disfrutar de la vista y del momento que compartíamos. Me sentía feliz e incluso logré despejar mi mente, tanto que no me di cuenta cuando Jerónimo detuvo la motocicleta.

—¿Lista? —preguntó

—Si, quiero hacerlo, quiero aprender —respondí con seguridad.

—Bien, bajemos —entendió su mano para que la tomara y me ayudo a bajar.

Luego, me quité el casco por un momento.

—He traído algo para ti —agregó buscando en el pequeño baul que contiene el vehículo.

Una parte de Mi (Libro 1)Where stories live. Discover now