Capítulo 9_ Vhagar.

1.5K 135 27
                                    

El cielo estaba nuboso y soplaban vientos de tormenta provenientes del norte. Las olas del mar rugían golpeando en las costas. Hacía frío y el aire congelado se colaba en aquel tipo de terraza, con ráfagas insistentes.

Era como si Westeros supiera que un funeral se llevaba a cabo aquel triste día.

Los niños Midthunder habían permanecido juntos o por momentos cerca de la princesa Rhaenyra y sus hijos. Y aunque Héoleth esperaba un reencuentro feliz con sus amigos, éstos habían estado con el semblante decaído todo el día. La pequeña no los culpaba , habían perdido a dos personas cercanas. Sintió un vacío en cuánto éstos se separaron entre la multitud, dejándolos un momento solos.

Miró a su alrededor con la esperanza de encontrar a Aemond, pero el niño no estaba por ninguna parte. La última vez que lo había visto estaba hablando con Aegon mientras ambos observaban a Helaena jugar con una araña en su mano. Desde allí el príncipe había permanecido fuera de su vista.

Héoleth se removió incómoda en su lugar, notando una vez más una que otra mirada curiosa hacia ella y sus hermanos. Estaban rodeados de Lords, Ladies y demás miembros de las casas aliadas. Todos habían acudido allí para dar sus respectivas condolencias a la familia Velaryon.

Y las miradas curiosas, hasta algunas incluso despectivas habían estado incomodando a la niña desde que bajaron del barco. De algún modo comprendía la curiosidad de los demás ante aquellos extraños niños de cabello rojo, pertenecientes a una casa desconocida.

Sin embargo, le incomodaba cómo alguno de los presentes no disimulaban ni un poco estar observándolos o hablando de ellos, y por los gestos que hacían era más que evidente que no se trataban de cosas buenas.

Un escalofrío le recorrió la espalda, no sólo por el frío viento, sino por todas aquellas miradas.

Heometh frunció el cejo y dio un paso hacia ella como si intentase protegerla del viento y de los curiosos. Héoleth a su vez no pudo evitar escogerse de hombros. No le gustaba la distancia que se había generado entre ambos. Quería a su dulce hermano de nuevo con ella.

El joven observó a la pelirroja un instante, como si analizara sus gestos y después dando un suspiro le señaló que caminase delante de él en dirección al balcón. Ella respiró aliviada al ver allí a Jacaerys acompañando a su madre. En medio de aquel mar de rostros desconocidos, la princesa Rhaenyra y sus hijos eran cómo un rayo de luz. Un rayo de luz decaído y triste, pero reconfortante de todos modos.

Héoleth les salió al encuentro con una sonrisa en los labios.

La princesa Rhaenyra le devolvió el gesto y le cogió las manos con intención de reconfortarla un poco al notar la mirada de la niña.

-Tienes las manos heladas. -exclamó y se las frotó un poco. Jacaerys a su lado parecía más triste y enojado que desde llegaron. Heometh le hizo un gesto con la cabeza para que vaya con él, mientras que él permaneció junto a la princesa Rhaenyra.

Héoleth dudó en acercarse, pero era su amigo.

-¿Cómo estás?-se obligó a preguntar. Jacaerys apretó los labios mientras lo pensaba y frunció el cejo un segundo.

-Supongo que estaré bien.

La niña sólo atinó a darle una pequeña sonrisa. Extrañaba a su amigo charlatán, pero no lo iba a obligar a hablarle en un día así.

El viento de repente pareció más fuerte y la noche estaba cayendo. Héoleth cerró los ojos y dejó que la brisa le revolviera la melena roja.

Entonces el viento les trajo unos breves gruñidos desde la lejanía. La niña abrió los ojos y forzó la vista hacia el casi oscuro cielo para distinguir de dónde provenían.

𝕽𝖊𝖉 𝕮𝖗𝖔𝖜 || Aemond Targaryen (EDITANDO)Where stories live. Discover now