Capítulo 52 (p1)_ Oscuridad.

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El cielo gris estaba cubierto por nubes densas y oscuras, como si anticipara la peor tormenta de la temporada. Héoleth se acercó a Helaena, quien se encontraba cerca de las puertas abiertas del palacio y con la mirada perdida en la lejanía.

—Su Majestad. —dijo Héoleth, realizando una reverencia y colocándose a su lado. -Es un placer por fin verla.

—Es extraño que ahora tengas que me llamarme 'Su Majestad', ¿no crees?  —respondió Helaena con una leve sonrisa y sin apartar la vista del frente.

Héoleth la observó detenidamente y le devolvió el gesto.

—En realidad, no. Estoy acostumbrada a mostrar respeto.

Helaena asintió, y Héoleth continuó:

—Encontrarte aquí es un alivio. No te he visto mucho últimamente.

—Tenía que despedir a mi hermano. —respondió Helaena. —Puedo decir lo mismo de ti, no sueles frecuentar esta parte del palacio.

—Es cierto. —admitió Héoleth, fingiendo desinterés. —Pero sentía la necesidad de estirar un poco las piernas.

Helaena asintió con comprensión, pero en sus ojos brillaba una complicidad evidente.

—¿Cómo está mi sobrino? —preguntó luego de un instante de silencio. —Solo he tenido la oportunidad de verlo en una ocasión. Es una preciosura; no hay duda de que será un príncipe muy guapo.

Ante la mención de su hijo, Héoleth sonrió afablemente.

—Aegar está bien, creciendo rápidamente.

En ese preciso instante, el viento comenzó a soplar con fuerza, agitando las ramas de los árboles cercanos y trayendo consigo un intenso olor a tierra mojada. En algún lugar, la lluvia ya estaba causando estragos.

La mirada de Helaena adquirió intensidad, y sus cejas se fruncieron ligeramente.

—Es un día peculiar. —comentó, observando las espesas nubes en lo alto mientras otra ráfaga de viento agitaba su cabello. —El clima está cambiando.

Héoleth siguió su mirada hacia el cielo. Con cada minuto que pasaba, el día se volvía más oscuro, ventoso y sombrío. Había algo extraño en el aire, algo difícil de descifrar. Un escalofrío le recorrió por la espalda cuándo otra ráfaga las golpeó, trayendo consigo hojas secas consigo.

—Siempre me sorprende lo rápido que puede cambiar el clima en estos lugares. -comentó algo cohibida.

Helaena asintió, pero su mirada parecía estar perdida en algo más profundo.

—A veces pienso que la naturaleza refleja el estado de nuestros destinos. Como una predicción. —respondió. —Se avecina una tormenta, Héoleth. Una diferente. Y será la más feroz de todas.

Frunció los labios en un gesto apenas perceptible. Sin embargo, Héoleth la observaba detenidamente y se dio cuenta de ello.

—¿Has visto algo? —le preguntó.

—No algo que pueda evitar. —respondió Helaena, apartando lentamente la mirada de las nubes y se volvió hacia Héoleth —¿Y tú? Sé que tú también puedes verlas.

—Es diferente. —contestó, aún sintiendo la incomodidad que las palabras de Helaena habían creado.

—¿A qué te refieres?

—Mis visiones cobran vida solo cuando toco la corteza de un Arciano. —dijo, levantando la mano para tomar un mechón de cabello y enrollarlo en su dedo, con cierto temor aunque no pudiera explicar por qué.

𝕽𝖊𝖉 𝕮𝖗𝖔𝖜 || Aemond Targaryen (EDITANDO)Where stories live. Discover now