Capítulo 1

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Fueron los dragones lo que los unieron.

O sería más adecuado decir, la falta de uno.

La primera vez que la mirada de Alyssa había chocado con la de su tío Aemond había sido en el Pozo Dragón.

Los dos habían sido dejados de lado, una vez más, mientras sus hermanos se acercaban a los dragones que habían sido suyos desde su nacimiento, aprendiendo a darles órdenes y vincularse con ellos mientras los dos niños cuyos huevos nunca eclosionaron debían quedarse en el fondo, destinados solo a observar, nunca a participar.

A pesar de sus cortos siete años, Alyssa había sentido la envidia corroer su pequeño cuerpo ante la visión de Lucerys, su mellizo, sonriendo a su dragón. Así que había desviado la mirada, intentando contener las lágrimas de frustración que sentía inundar sus ojos, y los había colocado sobre la menuda figura de su tío.

Alyssa nunca había pensado demasiado en su tío. Como princesa, la mayor parte de su tiempo la ocupaban sus clases impartida por su septa. De vez en cuando Helaena, su tía, se unía a las lecciones, pero solo por un corto tiempo y siempre ante la mirada atenta de la reina Alicent, quien ofrecía alguna excusa para llevarse a su hija cuando las lecciones terminaban y Alyssa intentaba iniciar una conversación con ella.

Así que no. Alyssa no sabía mucho de Aemond Targaryen. Él era, después de todo, un niño. Compañero de juegos y entrenamientos de Jace y Luke, pero no de ella. Y aun así cuando él volteó la cabeza, probablemente sintiendo su escrutinio, y sus ojos azul cielo se toparon con los de ella, Alyssa Velaryon encontró en ellos entendimiento.

La niña le ofreció una sonrisa triste y él la observó por largos segundos antes de que las comisuras de su boca se torcieran en el inicio de una sonrisa. Por un breve instante le dio la impresión de que él diría algo, pero entonces su septa había interrumpido el momento llevándosela del pozo dragón porque, después de todo, no era lugar para una niña que no tuviera uno.

***

Esa tarde sus hermanos ingresan a la habitación de juegos entre risas, visiblemente animados por algo que acaba de pasar. Alyssa no se entera de lo sucedido hasta la noche, cuando su madre, que cena con ellos a pesar de haber dado a luz hace unas horas a su hermano Joffrey, reprende a los niños por haberse burlado de Aemond.

A Alyssa se le hace un nudo en el corazón al escuchar sobre la broma del Terror Rosado. Los niños podían ser muy crueles a veces. Su hermano mellizo parece notar su turbación y la cuestiona con la mirada, pero Alyssa rehúsa su mirada y se centra en sus empanadas de lamprea, aunque el hambre de hace unos momentos ahora le rehúye.

"¿De verdad estás molesta por la broma que le hicimos a Aemond?" la cuestiona Luke cuando están a punto de entrar a sus camas. A pesar de su edad, los mellizos aún comparten habitación. Compartieron el vientre de su madre y cuna desde su nacimiento así que están acostumbrados a la presencia del otro. Alyssa no lo admitiría en voz alta, pero tener cerca a Luke la reconforta, después de todo él es su mitad. Y sabe que el sentimiento es mutuo.

"Las bromas tienen la particularidad de ser graciosas, Lucerys" responde mientras arregla las sábanas de la cama

"Fue muy gracioso, en realidad, debiste haber visto su cara..."

"¿No lo entiendes? Es como si te burlaras también de mí"

"¿De qué hablas? Eso no tiene sentido"

"¿No era acaso por su falta de dragón que lo molestaban? Pues esa broma también se aplica a mí"

Alyssa no le da ocasión de responder pues se mete en la cama y le da la espalda. La niña imagina la expresión de su hermano, la duda y vergüenza en su rostro y sabe que todavía sigue de pie cerca de su cama, pero eventualmente suspira y entra en la suya.

Deseo y Pecado [COMPLETA]Where stories live. Discover now