Capítulo 10

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Alyssa pierde la cuenta de las veces que canta para él.

Cuando su mente no es capaz de recordar más canciones y su garganta está tan seca por no haberse detenido, empieza a contarle historias. A pesar de los años transcurridos aún recuerda sus favoritas, así que se las relata en voz baja, intentando recordar los sucesos exactos sobre la Edad de los Héroes y las extrañas leyendas de los niños del bosque.

Su persistencia parece causar un efecto positivo en él porque hace mucho ya que ha dejado de retorcerse en su lecho y, cuando Alyssa coloca su mano sobre su frente, su piel ya no se siente febril. El alivio inunda su cuerpo mientras limpia las gotitas de sudor de su rostro y un agradecimiento hacia los dioses escapa de sus labios.

Alyssa se levanta de la cama y se sienta en la silla donde hace ya varias horas había encontrado a Helaena. Las velas y el fuego de la chimenea casi se han apagado, causando que la habitación está bañada de una tenue luz que la hace sentir somnolienta, por lo que lucha contra el deseo de cerrar los ojos y dormir. Tiene que resistir. Tiene que seguir en vela y continuar cuidando a Aemond.

La princesa bebe un poco de agua, se aclara la garganta y vuelve a fijar su mirada en él, la sensación de vulnerabilidad que proyecta la a embargarla una vez más. Por un instante Alyssa ve frente a sí al niño que él solía ser. El joven Aemond, con su andar decidido y arrogante, vistiendo sus regias ropas verdes y proyectando una apariencia fuerte e imperturbable ante todos.

Pero no ante ella.

Alyssa todavía recuerda sus sonrisas tímidas cuando ella lo sorprendía con algún bocadito robado de las cocinas, recuerda también los libros que él le había leído cuando ella le contó que quería conocer más sobre la historia de los siete reinos, recuerda las veces que habían pensado en los nombres que habrían colocado a sus dragones si sus huevos hubieran eclosionado.

El sol empieza a nacer y la princesa se pierde en sus recuerdos hasta que la puerta se abre repentinamente y Alicent Hightower ingresa en la habitación. La joven se pone de pie de inmediato y la expresión de asombro de la reina madre al percatarse de la presencia de Alyssa resulta hasta cómica por unos segundos.

"En nombre de la Madre, ¿qué estás haciendo aquí?" exige saber mientras camina a grandes zancadas y se acerca a la cama de Aemond. La reina continúa con sus preguntas sin darle tiempo de responder, "¿Cómo conseguiste entrar? ¿Qué le has hecho a mi hijo? ¡Sir Criston!"

El nuevo comandante de la guardia real ingresa al instante al escuchar la voz llena de pánico de Alicent. El caballero tiene una mano en la empuñadura de la espada, listo para defender a la reina inmediatamente. Por alguna razón la imagen la transporta a la noche en la que Aemond perdió su ojo, específicamente a la confianza con que Alicent había invocado la seguridad de su espada juramentada y la decisión que había mostrado sir Criston en todo momento en protegerla. Alyssa sonríe de lado ante el recuerdo y un ruidito de suficiencia que la reina interpreta como burla escapa de su garganta

"Tienes la desfachatez de burlarte después de lo que le hiciste al príncipe" exclama la mujer

"No le hice nada que él no mereciera" acota Alyssa sin poder contener su temperamento. Sir Criston avanza unos pasos hacia ella y la joven retrocede antes de decir rápidamente "Vine aquí para cuidar de Aemond a pedido de Helaena. Debería llamar a su maestre, la fiebre ha pasado y creo que se encuentra mejor"

Alicent deja de observarla y centra su examen en su hijo. Aemond continúa con su ojo cerrado pero su respiración está acompasada y su semblante luce notablemente más saludable. Alyssa insiste, "He estado aquí desde que cayó la noche, he tenido cientos de oportunidades de matarlo, pero no lo hice. No es esa mi intención"

Deseo y Pecado [COMPLETA]Where stories live. Discover now