Capítulo 16

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Aemond juguetea con su daga con una mano mientras su ojo escanea el cielo.

Ha pasado un mes desde que dejaron Desembarco del Rey para ir a combatir en las tierras de la corona, aunque la verdad es que el príncipe y su hermano no han participado aún en ninguna batalla. Como bien había asegurado la nueva mano del rey, ser Criston Cole, apoderarse de Valle Oscuro y ajusticiar a sus señores no había sido nada difícil. Era una fortaleza pequeña que no contaba con los recursos suficientes como para repeler un ataque bien organizado como el que había lanzado ser Criston.

Aegon y Aemond no han hecho más que observar y escuchar los estallidos de la batalla desde muy arriba, cubiertos por las nubes para evitar que los hombres notaran su presencia. Pero de la toma de Valle Oscuro han pasado ya varios días. El ejército de Aegon marchó inmediatamente hacia reposo del Grajo y aunque no consiguieron entrar en el castillo, los campos que rodeaban la fortaleza han sido arrasados al igual que el ganado. Cole y sus hombres acampaban tranquilamente a la espera de Rhaenyra Targaryen y su dragón pues, según lo que les había dicho el caballero al rey y su hermano, cuervos habían salido de la fortaleza seguramente pidiendo ayuda a la princesa.

Eso era lo que molestaba a Aemond.

¿Por qué tardaba tanto la ayuda en llegar? Seguramente su media hermana ya está enterada de la penosa situación de su aliado, ¿cómo es que aún no había llegado en su auxilio? Cole había prometido enviar la señal por si avistaban a Syrax u otro dragón en el horizonte, por lo que Aemond no deja de mirar atentamente el cielo.

"¡Ya basta!" exclama de pronto Aegon, "Deja de mover esa maldita daga, me estás mareando"

Aemond lo fulmina con la mirada, "No deberías haber bebido tanto la noche pasada"

El rey rueda los ojos, "Eres tú quien no bebe lo suficiente, siempre te lo he dicho"

"Necesito que estés completamente sobrio para cuando debamos enfrentarnos a Rhaenyra"

Aegon hace un ruidito que refleja su displicencia, "Por favor, hermano, con la fuerza de nuestros dos dragones combinados ¿qué podría salir mal?" El rey saca un frasco de su chaqueta, se pone de pie y se acerca hasta su hermano, "Bebe, tu rey te lo ordena"

El príncipe toma un trago de mala gana. Nunca ha encontrado calma en el vino y no va a encontrarla ahora. Su ojo bueno vuelve a centrarse en el cielo, aunque guarda la daga en su cinturón. El rey parece satisfecho y se acerca hasta Fuegosolar que duerme tranquilamente en el otro extremo de su improvisado campamento, acurrucándose cerca de su pecho y cerrando sus ojos.

Aemond piensa en Vhagar. Hace ya unas horas que su dragona salió a cazar, el príncipe sabe que no debe haber ido muy lejos y que, en caso de necesitarla, ella volverá al instante. Internamente, sin embargo, desea no necesitarla aún. Su dragona es poderosa y enorme, pero la idea de que pueda resultar herida en el enfrentamiento que está por llegar le produce miedo y dolor. Vhagar ha sido su más cercana amiga desde que la reclamó, no soportaría perderla. Además ¿quién es él sin su dragona? ¿qué aporta él a su familia y al reinado de su hermano si no puede ser el más feroz jinete de dragón?

Una sombra gigantesca oculta parte de la luz solar y Aemond sonríe. Vhagar ha regresado. La dragona desciende y aterriza lejos de Fuegosolar y el príncipe se apresura a ir hasta ella, acariciándola con una mano y sintiendo el calor que transmite.

"¡Mira!"

Hay una media sonrisa en el rostro de su hermano mientras apunta hacia una enorme columna de humo que se vislumbra en el horizonte.

"La señal"

"Hora de la verdad, hermanito"

El rey no pierde la sonrisa mientras se pone de pie y susurra palabras en valyrio a su dragón, que despierta casi al instante. Aemond voltea hacia Vhagar, una mirada de disculpa en sus rasgos.

Deseo y Pecado [COMPLETA]Where stories live. Discover now