Capítulo 30

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Parte II

Aemond sabe que debería estar prestando atención.

Es su deber, después de todo, intervenir y supervisar que las decisiones tomadas por el consejo privado y los nobles que han llegado a la ciudad a firmar formalmente la paz beneficien a su regencia y el reinado futuro de su sobrino, pero no podría encontrar el tema menos interesante en estos momentos.

No. Aemond, aunque lo intentase, no podría prestar atención, así que delega esa responsabilidad en Velaryon y Lannister, que puntualizan los términos del acuerdo mientras los maestres escriben rápidamente en pergaminos que se encargarán de inmortalizar este momento para la posteridad.

Y no podría importarle menos.

No cuando no ha podido hablar con Alyssa en dos días, en parte porque ella ha estado ocupada con sus responsabilidades con las esposas y damas nobles de la corte. Y en parte porque teme lo que sea que va a decirle.

O lo que pueda decidir.

No puede simplemente irse, piensa intentando tranquilizarse, Ella misma dijo que te ama. Solo está enfadada, solo es cuestión de tiempo y...

Sus manos se abren y cierran, sus dedos flexionándose en claro gesto de la ansiedad que siente. Del pánico que no lo ha dejado desde la noche del banquete.

"Es su turno de firmar, mi príncipe"

Un joven maestre le entrega una pluma y Aemond busca la mirada de Lannister, quien asiente, haciéndole saber que puede sellar el documento sin problema.

"Y ahora la guerra acabó finalmente," anuncia Corlys Velaryon cuando Aemond hace a un lado la pluma

Un claro ambiente festivo se instala en la sala del consejo y los sirvientes ingresan con copas para que todos brinden. Aemond participa discretamente de la celebración, sentado en un extremo de la habitación, jugueteando con la esfera de porcelana que ha tomado de la mesa.

"Recibí un cuervo proveniente de Antigua esta mañana, mi príncipe"

Tyland Lannister se sienta junto a Aemond y lo extiende una copa de vino

"¿Antigua? ¿Esperábamos noticias de mis parientes?"

El rostro del maestro del tesoro luce asombrado ante sus palabras, "Imaginé que la princesa le había informado de que su madre regresó a su antiguo hogar"

"No, no estaba informado," él frunce el ceño

"La princesa Alyssa decidió que sería lo más conveniente que su madre sea... exiliada a Antigua. La reina viuda estará confinada en una habitación del castillo, aunque gozará de lo indispensable para su supervivencia. La princesa decretó que no se le permitiría contactar con ningún miembro de la familia real, especialmente la princesa Jaehaera"

Aemond asiente, sin saber bien cómo sentirse respecto a esa información. No se le había pasado por la cabeza visitar a su madre incluso cuando creía que seguía encerrada en un calabozo de la Fortaleza Roja, su enfado para con ella todavía muy presente. Aun así, y aunque es consciente que merecía una sanción mayor a la que ha recibido, no puede evitar sentirse aliviado de que Alyssa haya decidido enviarla lejos.

Una cosa más que agradecer a su amada.

"¿Debería disponer de forma diferente?" pregunta Lannister

"Para nada. Si Alyssa así lo decidió, así será hecho. Con permiso"

Aemond se pone de pie, arroja la esfera a la mesa y abandona la habitación dejando un repentino silencio tras de sí, pero sin realmente importarse con ello.

Deseo y Pecado [COMPLETA]Where stories live. Discover now