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Rosé volvió corriendo. Traía un trineo en sus manos y una
sonrisa en su rostro.

— ¡Lili!— Exclamó con emoción.— ¡Conseguí un trineo como
querías!

— ¡Es hermoso!— Gritó Lisa emocionándose con ella.— ¿De
dónde lo sacaste? Pensé que no vendían trineos aquí.

— No venden trineos aquí— Confirmó Rosé.— Pero alguien me cambió su trineo por mi bufanda.

— ¡Querrás decir mi bufanda!— Protestó.

— Pues..— Contesó apenada.

— ¡No me parece justo! ¡Ya has botado dos de mis bufandas!— Lisa se cruzó de brazos.— Una se la diste al muñeco de nieve pero alguien se la robó al muñeco porque luego nunca la encontramos... Y ahora acabas de regalar otra de mis
bufandas.

— Hey, fue por un bien mayor— Rosé señaló el trineo.— ¡Conseguí un trineo! Me dijiste que consiguiera un trineo a toda costa y eso hice.

— Tienes razón— Lisa Suspiró y sonrió levemente mientras dejaba de cruzar los brazos.— Compraré otra bufanda y ya— Aceptó riendo.— Gracias por conseguir el trineo, amor— Se acercó a su novia y dejó un beso en su mejilla.

— ¿Amor?— Preguntó Rosé desconcertada.

— ¿No te gusta como suena?

— Claro que sí, amor— Respondió sonriendo, para luego también darle un beso a Lisa en su mejilla.

La menor sonrió con vergüenza y le quitó el trineo a su novia de las manos.

— Ok, ahora subamos la montaña antes de que toda la nieve se derrita por nuestras cursilerias— Propuso Lisa, dándole la espalda a Rosé mientras comenzaba a caminar hacia la pequeña montaña nevada.

— ¡Espera!— Cuando Lisa se dio la vuelta Rosé vio que toda su espalda estaba cubierta de nieve. Rápidamente comenzó a sacudir la nieve de su espalda alarmada.— ¿Por qué estás llena de nieve, Lili? ¡¿Te caíste?!

— Nop. Fue a propósito—. Lisa dejó el trineo sobre el piso un momento y señaló alrededor mientras reía con ternura. Habían ángeles de nieve por todas partes.

— ¿En serio estuviste haciendo ángeles de nieve mientras buscaba un trineo?— Preguntó con enojo.

— Así es— Respondió Lisa.— ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Una fogata?

— ¡Pero hoy el clima está muy frío!— Le reprochó Roseanne.— ¡Quizás te enfermes!

— ¡Pero hacer ángeles de nieve fue divertido! Si me enfermo igualnvalió la pena.

— Claro, no te importa porque yo soy la que va a tener que
cuidarte— Rosé acarició el cabello de su novia pero la siguió mirando con enojo.

— Exacto. Harás un excelente trabajo— Dijo Lisa sonriendo.




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La nieve ☃❆ Chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora