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El techo de Rosé tenía una forma extraña, así que no sería fácil medirlo. De hecho todas las casas de la cuadra tenían el mismo techo y tenían exactamente la misma forma, pero eran de colores distintos.

Jennie apoyó la escalera por fuera de la casa y se subió allí. Rosé entró a su casa, subió al ático (Donde todo estaba lleno de nieve) y se paró sobre una silla para ayudar a medir desde adentro.

Ambas usaron un flexómetro para medir de un lado a otro cada parte del techo y después de una media hora lograron tomar todas las medidas. Jennie sacó su celular y comenzó a hacer cuentas con la aplicación de la calculadora.

— El largo del frente... Dividido entre 22cm— Murmuraba Jennie.— Necesitaremos 203 tejas de arcilla y 16 vigas de madera— Afirmó después de un momento.

— ¡¿203?!— Preguntó Rosé alarmada.

— Son poquitas. El techo de Jinyoung necesitó unas 300— Le contó Jennie.

— No sé en qué momento pondremos 203 tejas— Dijo mirando el techo de un lado al otro con preocupación— ¿Y si no alcanzamos a terminar antes de Navidad? Hoy es 21 de diciembre

— Rosé, tenemos suficiente tiempo. Te aseguro que no tomará más de dos días.

— Está bien— Suspiró aceptando.— ¿Qué hacemos ahora?

— Dame tu teléfono— Pidió Jennie de la nada. Rosé simplemente la miró confundida.— Dame tu teléfono, solo anotaré una cosa— La rubia le entregó su celular, aún con una cara de confusión. Jennie abrió el bloc de notas y escribió algo.— ¿Podrías ir a esta dirección en la tarde? Le prometí a Jinyoung que almorzaríamos juntos así que debo irme ahora... Pero en la tarde podemos comprar las tejas y las vigas de madera.

— ¿Y de qué es está dirección?— Cuestionó recibiendo su celular de vuelta y señalando la pantalla.

— Es un lugar en el que venden cosas de construcción, queda a dos cuadras de mi casa— Explicó Jennie.

— Oh... Está bien ¿Nos vemos a las 3pm?

— Ok, 3pm— Jennie extendió su mando y ambas se dieron un apretón de manos de despedida.

Rosé volvió a la casa de Lisa corriendo. Era casi el mediodía y aún no había preparado nada de almuerzo para su novia enferma. Al entrar a la casa con las llaves caminó a la habitación y encontró a Lisa viendo la televisión con una cara aburrida.

— ¿Hasta ahora recuerdas que tienes novia?— Preguntó Lisa sin quitar la mirada de la televisión.

— Nunca lo olvidaría, Lili. Solo me fui por dos horas.

— ¡Pues fueron dos horas eternas! —se quejó aún sin mirar a Rosé.

— Lo siento mucho, amor... Como sabes quiero reparar mi techo pronto así que hicimos las mediciones de una vez.

Lisa no respondió nada. La casa quedó en silencio. Excepto por del sonido de la televisión, donde estaban dando una película navideña la cuál miraba sin ninguna emoción.

Rosé se sentó en la cama y recargó su cabeza sobre el hombro de su novia.

— En la tarde saldré un rato a comprar las tejas. Quedé de verme a las 3 con Jennie.

— ¿En serio me dejarás otra vez?— Preguntó Lisa aún más molesta.

— Solo será un rato— Rosé enderezó su cuello y volvió a mirar a Lisa.— Prometo no tardar. ¿Está bien?— Preguntó casi suplicando.

— Haz lo que quieras— Dijo Lisa mientras seguía mirando el televisor. Ni siquiera estaba poniendo atención a la película, solo la veía para no mirar a Roseanne.

Lisa tenía una cara seria pero de repente estornudó y, por supuesto, no pudo evitar estornudar como gatito.

— ¡Salud!— Exclamó Rosé.— ¿Cómo sigues, amor? ¿Todavía te duele la cabeza?

— No. Solo me duele el corazón porque mi novia no me quiere— Respondió con un tono frío.




¡Gracias por leer!

La nieve ☃❆ Chaelisa Where stories live. Discover now