Unos meses después pt4

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Tragó saliva.
Cómo si ella no hubiese dicho eso, tragó saliva, pues comprendió tarde la pesadez de sus sanguinarias palabras.

< Lo merece...> Pensó
<... Aunque lo merezca... Vale la pena escucharlo, sería interesante saber quién le dijo la verdad sobre mí...>

-Nada...- habló el hombre a duras penas-...Nada te lo impide, hazlo ya... de una vez...

Lo miró de arriba a abajo. Con el mentón levantado.

-Pobre hombre... Ni siquiera tienes ganas de vivir...- dijo ella

Sintió compasión. ¿Por qué? ¿Por qué este hombre? Tal vez lo escogieron aprovechándose de su desesperación por vivir algo que valiera la pena. Por hacer que su vida significara algo.

Aún tenía a la niña en sus brazos. Parecía que tenia cuatro o cinco años, estaba haciendo pucheros.

-Lo siento mucho, chiquilla...- le dijo mirando a sus ojitos cristalinos.

La bajó al piso junto con su hermano. Él parecía tener unos ocho años. Cuando vio a su hermanita bajar, alzó los brazos para sostenerla.

Pensó en que si no se hubiera transformado en semidiosa, si no los hubiese alcanzado a tiempo, no estuviera sosteniéndolos; prefería verlos llorar a verlos sangrar.

-SI NO ME MATAS, ÉL VA A SEGUIR HABLANDO, NADA DE ESTO HUBIERA PASADO SI LOS PUTOS NIÑOS NO HUBIERAN APARECIDO - les gritó a todos, se revolcaba cómo si quisiera salir de la prisión de cristal volcánico en la que estaba encerrado. - TODO ESTO ES SU CULPA, MOCOSOS...

De la manera más tranquila, la imponente chica se le acercó.

-¿Cuántos años tienes?

No se podía deducir su edad, se veía tan joven y tan aplastado por la vida al mismo tiempo.

Por fin pudo ver el pequeño tatuaje cerca de sus ojos, decía: "Dolores" en letra manuscrita.

-¡¿Eso que tiene que ver, pinche loca?!- Dijo con el ceño fruncido y expresión de desdén- YA SUÉLTAME

-¿Cuántos...?
Ella levantó un poco su mano y jugueteó con los dedos en el aire. Lo que hizo subir la obsidiana a su garganta, apretándole el gasnate.

Enserio no podía aceptar el hecho que se negara a cooperar, veía inaceptable qué él estuviera poniendo oposición aunque había tratado de hacerle daño a los niños ¿Pensaba hacerse la víctima?. Pues sí, así actúa este tipo de gente:  cómo víctimas en su propio crimen.

-¿...años tienes?- continuó - Apretaré tus costillas hasta que revienten... - dijo hastiada

<Si se vuelve a negar, enserio voy a cortarle las yemas de los dedos...>

Tardó un poco en responder, en verdad no le importaban las amenazas.

-...veinti...siete...- salió un sonido débil y lleno de aire, de su boca.

Parecía tener cuarenta.

- Tú no quieres morir, quieres dejar de vivir cómo vives- bajó la mano, liberando su garganta de la cristalina piedra-...¿Cómo estás viviendo Enrique Ríos?

-...¿Cómo sabes mi nombre?

No le respondió.

El hombre tampoco quiso responderle, pero no tenía opción ¿Qué podía hacer? ¿Pelear con ella? No era estúpido. Medía más que él, era un ser divino con poderes y fuerza superiores a la suya.

No estaba muerto por qué ella no lo quería así. Aún le mostraba misericordia. Así que bajó sus defensas y con un aire de derrota, habló.

-... Mi mamá está muy enferma...- se quebró- ... Y yo trabajo en fábrica que no me paga lo suficiente para comprarle sus medicamentos.

La Sangre de los Dioses Where stories live. Discover now