Un sueño con sabor a pesadilla pt.2

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— ¡Tezcatlipoca!

La voz profunda del dios se escuchaba en todas partes, pero no sé veía por ningún lado.

— El sueño se moldea a lo que sientes.  

— ¿Hablas en serio?

— Yo siempre hablo en serio, Sofía. Ahora cálmate o esos niños van a arrancarte cada extremidad de tu cuerpo.

— No me ayudes tanto.— dijo con sarcasmo.

Emma trató de concentrarse en lo frío que el aire entraba a sus fosas nasales y lo caliente que salía de su boca. Repitiendo esto varias veces.

— Tardas una eternidad.

— Déjame en paz, tienes toda la eternidad para esperarme.— gruñó.

— Sí... pero tú no, ichpochtli.

La chica se fue relajando y poco a poco, la anatomía de la gente y el entorno volvió a la normalidad. Los niños volvieron a jugar y la pesadez del ambiente se desvaneció.

Pero habia un detalle que inquietó a la guerrera.

La otra Sofía ya no estaba.

Emma la buscó con la mirada, por todos lados, pero la macabra copia no aparecía. Así que caminó para tratar de encontrarla.

—¿Qué fue eso? Se sintió terrible.

— Esto es al final una experiencia onírica. El lugar reaccionará a tu mandato y emociones.

— ...Cómo un sueño lúcido...

La chica volteó al lugar e hizo una vista panorámica. Todo era como lo recordaba, incluso tenía la misma sensación en el estómago que cuando entró en esa primaria por primera vez.

— Supongo que es un reflejo de mi vida, mis recuerdos, gustos... Miedos...— aquello último la estremeció un poco.

— Es de mi conocimiento que los humanos tienen un una pesadilla recurrente. Aparecer desnudos en lugares de muchas gentes.

— Número uno, el término "gentes" está obsoleto. Número dos, ni siquiera lo sueñes, Tezcatlipoca. No me verás desnuda NUNCA. Tal vez en los mitos seas un casanova, que no existe humana ni diosa que se te resista. Pero todo eso, no funcionará conmigo. Incluso se cuenta que has llegado a lastimar para que se cumplan tus caprichos.

El dios soltó una carcajada.
— Ce, tampoco existe ni humano ni dios que se resista a estar conmigo. Ome, No quiero verte en cueros. Si tú y yo lo desearamos, no me bastarían más que palabras para que, por tu propia voluntad, me mostraras cada centímetro de tu cuerpo, semidiosa... Lo que se cuenta es mentira, siento repulsión de ir contra los deseos de mis parejas, más bien al contrario, es más placentero que me rueguen por cumplirles sus fantasías.

Apenas iba a responder, pero un fuerte estruendo le robó la palabra. Cuando volteó alcanzó a ver a una pequeña niña asomando la mitad de su rostro por una esquina.

— ¡Oye, pequeña!

Trató de alcanzarla corriendo hacia ella, pero cuando llegó a dónde se escondía, la niña ya no estaba.

— Ella es...

La muchacha seguía avanzando con temor  por la planta baja, con desconfianza en cada pasillo esperando a que su doble saltara de repente y la atacara, pero no ocurrió nada. Así que se dirigió al segundo piso, dónde solo los "niños grandes" (los alumnos de cuarto, quinto y sexto) podían subir.

— ¿Que hace una chica igual a mí en mis recuerdos?

El dios soltó una risa.
— Si no puedes comprender tu propia mente, no esperes a que yo pueda hacerlo, humana.

La Sangre de los Dioses حيث تعيش القصص. اكتشف الآن