La vida normal

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Tezcatlipoca no volvió.

Ni al siguiente día.

Ni a la siguiente semana.

Ni al siguiente mes.

Trató de imaginar lo que podría haber pasado. ¿Por qué se habría ido? ¿Había hecho algo? ¿Hablaba en serio cuando dijo "No eres lo que necesito" ? Si así fuese... ¿Que necesitaba? Le carcomia la cabeza pensar que se había ido por haber dado la talla cómo guerrera.

Aún que la duda la comiera por dentro, había cosas que pagar y proyectos que entregar.

— Ya llegaron los de nuevo ingreso.

— Como todos los semestres, Marta.

Después del entrenamiento con Tezcatlipoca, Emma pudo mejorar sus habilidades sociales, gracias a los consejos seductores del dios. Verónica y Marta habían escogido a Emma para hacer un trabajo final en conjunto, desde entonces se volvieron cercanas.

— ¿Escuchaste los chismes sobre una chica bastante menor para entrar a la universidad?

— Marta, estás suponiendo antes de investigar.

Verónica no creía nada que hablaran las malas lenguas si no estaba respaldado por hechos.

— ¡Pero es cierto! ¡Dicen que terminó la preparatoria a los diezciseis años! Y aún no cumple los diezcisiete !

Vero se acomodó los lentes.
— Así es, Marta, dicen. Emma dile algo.

Emma jugaba con su colgije de obsidiana, inmersa en sus pensamientos.

— ¿Emma? ¡Emma!

— ¿Eh?

— Oye, has estado bastante ausente estas semanas ¿Todo bien?

— ¡Sí! Te vemos cabizbaja y triste.- se le acercó Marta tomándola del brazo.

— ¿No será un hombre?

— ¿Qué? ¡Vero, no!

— Prometimos no caer ante las palabras bonitas de los hombres. Por qué... son hombres.

Tampoco es que hubiera muchos hombres que les declararán su amor. Aunque quisiera contarles no podría explicarles que el dios de la nigromancia y la oscuridad la había abandonado a su suerte. Y ahora su ausencia se notaba más qué nunca.

— ¡No es nada! Saben que si sucediera algo les contaría inmediatamente.

Eran cercanas, sí. Pero la Semidiosa no quería involucrarse tanto, estar cerca de ella, ya era un peligro.

— Creo que nuestros periodos van a coincidir otra vez, puede que estés sensible. - volvió a acomodarse los lentes.

Al tiempo que Verónica pronunció esas palabras, Emma sintió que algo le oprimía el pecho. Hacía semanas que no sentía algo así.

Había algo en el ambiente que le resultaba familiar, extrañamente... Oscuro.

— Esta es el área común, aquí vienen los estudiantes cuando hacen proyectos en conjunto, pueden traer libros de la biblioteca pero...

Emma dejó de escuchar todo. Y sus ojos se enfocaron en una chica. Vestía una falda negra de tablones y medias de red, había algo que la hacía resaltar de entre todo el grupo de nuevo ingreso, no era su pelo de seda negra o su piel de leche, sino su mirada. Debajo del delineado tenía unos ojos que no brillaban ni con el Sol. Portaba una oscuridad en el tonalli que solo Emma parecía sentirla.

Instintivamente, tomó su collar con el jaguar entre sus dedos. Algo estaba mal.

Parecía que había llamado la atención de la chica sin siquiera pronunciar palabra.

La Sangre de los Dioses Where stories live. Discover now