capítulo 48 fuego

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Narrador omnisciente

Snape intentaba sanar las manos de   Mel, quien simplemente guardaba silencio aguantando el terrible dolor que le causaba.

La piel se le desprendía del músculo dejando dolorosas y enrojecidas llagas cada vez más oscuras.
Severus intentaba de todo para ayudarla pero nada parecía dar resultado, ni siquiera para calmar el dolor.

Severus sentía tanta culpa, no pudo proteger a su futura esposa por titubear ante la presencia de Evans.
Era un estúpido al creer que aquella amistad seguía teniendo futuro como tal.
Dejó su mente en blanco, desechó todo sentimiento angustiante.
Controló por completo su mente pues era la única forma en la que podía ayudar a Mel, los hechizos sanadores no funcionarían si no se hacen con calma y concentración.

Después de hacer todo lo mágicamente posible, aún se veía en mal estado sin embargo pudo parar el dolor.

Le era imposible mirarla a los ojos debido a la vergüenza que se propiciaba a si mismo, y por más que lo intentaba el sentimiento no cesaba.

Mel confundida con el cambio drástico de su actitud y a la vez afligida por lo que acaba de ocurrir, tenía una alta necesidad de consolarlo.
No dejaba de mirarlo ni un solo segundo, incluso cuando el la intentaba sanar Mel solo sentía preocupación hacía Severus, ignorando su propio dolor y pensando en cómo se debería estar sintiendo el después de todo lo que había pasado.

Miraba con súplica hacía su rostro, intranquila ante la interminable espera en la que el la mirase también.
Buscaba desesperadamente el consuelo en su mirar, aquel que se había vuelto ya un refugio para ella,  y ahora; tenía un escalofrío que le calaba a cada que un minuto transcurría, entre más tiempo pasaba mayor era la sensación, que empezó como una fría briza recorriendo su piel y ahora parecían cientos de pequeños cristales de hielo clavarse con violencia en sus huesos en un afán de congelarla por completo.

La cercanía de ambos era evidente, aún así se sentían lejanos, la angustia y la vergüenza los estaba alejando aún estando frente a frente Snape no encontraba el valor para levantar la vista y sabía muy bien que Mel no había dejado de observarlo, creía que ella pudiese estar molesta ó decepcionada  por sus acciones, él mismo ya lo estaba.

-Cassi...- tenía que decir algo, debía hacerlo y aún con el peso de su propia decepción levanto la mirada al mismo tiempo que pronunció su nombre.

Ella le sostuvo la mirada con suavidad después de sonreír con alivio.
- Hace tiempo que no me llamas así! - sin pensarlo acunó la mejilla de Snape con su mano intentando calmarlo. 

En Snape surgieron sentimientos fuera de su comprensión, una calidez creciendo en su pecho y causando en sus profundos pozos negros una capa cristalina que amenazaba con desbordarse a través de sus mejillas.

-Lo siento mucho - quitó la mano de Mel de su rostro y la sostuvo a la altura de su pecho- todo esto ha sido mi culpa, mi indecisión evitó protegerte-
No se sentía merecedor del brillo azúl de su mirar, rompió el contacto visual mirando sus manos heridas y con cicatrices crecientes.

- No digas tonterías! Fuí yo quien se puso  frente al hechizo de Potter, en todo caso es culpa de él.

- Aún así debí protegerte, en lugar de... - desvío la mirada, apretaba la mandíbula con fuerza, su respiración era rápida y en su mirar advertía el inminente deseo de llorar.
Aquellas lágrimas que contenía con rabia.

- En lugar de haber pensado que las cosas podían ser diferentes? Severus entiendo lo difícil que pudo ser para tí el que Evans... - respiro con pesadez- en fin. Yo no te culpo por esto ni por lo que sentiste en ese momento, por favor no lo hagas tú.

Su voz era dulce y suave, Severus sintió esa calidez nuevamente, pensando que así es lo que se debería sentir el amor.
Entonces que era lo que Lily le había hecho sentir por tantos años?

- Apreció que no me culpes, pero no puedes evitar que yo lo haga, de cualquier manera es imposible no sentirme así.

- Bien, tómate tu tiempo, solo no te vayas a torturar demasiado.

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Narrador omnisciente

Muy temprano al amanecer Severus preparaba todo para partir de vuelta a Londres.

Fueron a tomar su último desayuno juntos en Hogwarts, aún atraían unas cuantas miradas curiosas de los demás alumnos, simplemente lo pasaban de largo en especial Snape que parecía tratar a Mel con especial atención.
Desde que despertó le vendo con delicadeza ambas manos, la ayudo a peinarse y cambiarse con magia, y en el gran comedor le ayudaba a comer hechizando los cubiertos para que ella no los tuviera que tomar.

Para Mel fue un lindo gesto aunque pareciera un poco exagerado, le gustaba el esfuerzo que hacía y como él la procuraba.
Incluso estuvo apunto de agradecer mentalmente a Potter por lanzar ese hechizo.

Por otro lado desde la mesa de los leones, el popular grupo de amigos lucían cansados y molestos.
Sirius discutía con James por haber hechizado a su hermana y James solo repetía que no fue su culpa si no de Mel por atravesarse. Argumento que era bien apoyado por Lily.

Remus y Petter permanecían como espectadores a las recientes discusiones, preferían no intervenir pues con Lily de por medio era imposible llegar a un acuerdo.

Después del desayuno el ambiente cambio a uno más tranquilo, debido a la emotividad de las despedidas, tanto alumnos como profesores daban sus pequeños discursos de despedida, para después ir subiendo a los carruajes.

Severus y Mel fueron los primeros en subir al los carruajes, ella se sintió como una princesa pues Severus la cargo tanto para subirla como al bajarse, algo que mel encontraba bastante romántico, ¿será la forma en la que la sujetaba en sus brazos o el hecho de que era una de sus fantasías hecha realidad? No sabía porqué se sentía tan bien solo quería seguir disfrutando esa bella sensación.

Sus mejillas ardían en rojo carmesí, nuevamente sobre los firmes brazos de Severus quien caminaba seguro sobre el pasillo del tren buscando un vagón vacío, está vez todos los miraban enmudecidos.
Para Snape fue como sentirse con poder, llevar en brazos a la chica Black, la princesa Black como le decían la mayoría.
Era inevitable sentirse superior y con cierto poder al menos con la mayoría de los alumnos.
A lo lejos vio esa imperdible cabellera roja solo fingió ignorarla, desviando la vista a el grupito de Potter, sonrió con satisfacción pues a pesar de todo dejó muy claro el nivel de mago que es. Y después de la ineptitud de Potter al herir a Mel con gusto le daba la revancha y aprovecharía para desquitarse por todo y más.

Entraron a uno de los vagones más alejados, la dejó con suavidad en el asiento parecía que ella estaba en las nubes lo cual fue tranquilizador para Severus pues temía que se fuera a incomodar.

- No pudimos tener esa cita ayer, así que espero aceptes una aquí conmigo, en este vagón especial.

Mel despertó de su ensoñación notando que aquel vagón fu exactamente donde conoció a Severus.
- Oh Severus! Contigo a donde sea me encantará estar. No puedo creer que lo recordarás.

Con elegantes movimientos de varita hizo de la mesa una de las más románticas, flores, velas, mantel, vino elfico, frutas y chocolates.
- Como podría olvidar un lugar tan importante como esté? Recuerdo cómo entraste corriendo aquí, huyendo de tu hermano, interrumpiendo mi lectura y nunca terminaré de agradecer al destino por  ponerte en mi camino.

Era extraño como podía expresarse con seguridad frente a Mel, con ella las palabras salían solas y no sentía vergüenza al hacerlo, incluso cuando lo que decía era considero cursi.

Pasaron una tarde sin interrupciones, una cita inolvidable dónde Severus hablaba más abiertamente de sus sentimientos y Mel lo escuchaba con tranquilidad.
Esperaba que vivir con Severus fuera lo más parecido a como el había sido ese día.




Detrás de tu Sombra Severus Snape y Melpomene BlackWhere stories live. Discover now