EL TERCER DOMINGO DE CADA MES los niños del hogar de Pony se comportaban mejor que nunca, ese día iba la gente del pueblo que quería adoptar un niño y todos soñaban con ser elegidos por personas buenas que los quisieran. Aprovechaban aquel día para impresionar a los adultos y ser adoptados.
Excepto ciertas niñas. Candy, Desirée y Annie no deseaban ser adoptadas, ellas querían quedarse en el hogar de Pony por siempre, por ello, en lugar de impresionar a la gente, generaban una desagradable imagen para no ser elegidas.
Cada niño cantaba dulcemente en el coro de la iglesia, mientras tanto, Candy y Annie gritaban y se comportaban mal; Desirée prefirió no hacer nada, se concentraba en poner una mala cara y mirar de la peor manera a todos los adultos.
―Calmen. Candy y Annie, ¡Nada de malas bromas! ―las regañó la hermana María―. ¡Desirée, por favor, canta!
Candy rió y miró con burla, mientras tanto, Annie agachó la cabeza apenada, y Desirée no salió del papel. La actitud de las niñas hizo reír a los adultos e inclusa a ellas mismas, pero al terminar la actividad, fueron reunidas para ser retadas por la señorita Pony.
