LLEGÓ EL GRAN DÍA QUE CANDY LLEVABA esperando con muchas ansias, ¡Irían al Blue River a visitar a Albert! Cuándo Desirée le contó a su hermana que había visto al chico aquella noche que salió a buscar medicamentos, Candy chilló enormemente de alegría e insistió en que fueran a verlo, pero no habían tenido el tiempo para hacerlo y preferían esperarse al quinto domingo; sin embargo, Candy ya no podía resistirse y Dess cedió.
Escaparse era más fácil de noche, puesto que gracias a la poca luz podían mimetizarse en la oscuridad y evitar ser vistas; de cualquier forma lograron escapar de las monjas y Desirée llevó a su hermana por el camino que usó con Terry.
No se entretuvieron mucho con las atracciones del zoológico y fueron directamente a la "sala de espera", aunque Candy mencionó que una jaula era más bonita. Se detuvieron frente a la puerta, entusiasmadas.
―Albert, Albert ―llamó Dess, golpeando la puerta.
―¡Adelante! ―exclamó el hombre al otro lado.
Desirée abrió la puerta.
―¡Te traigo un regalo que seguro te alegrará mu...! ―se calló cuándo vio a Terry.
