PASÓ UN MARTIRIZANTE MES ANTES DE QUE la vida le sonriera a Desirée y Candy. El señor García resultó un hombre violento, alcohólico y sin corazón. Fue un viaje tortuoso, dónde solo tomaban un vaso de agua por día, o menos, ya que lo compartían con sus rosas ―que por cierto, venían en mal estado ya que el hombre se las había tirado― y con Clint. El señor García aparte de llevar a Candy y Desirée a la granja, también llevaba a otra familia de 6 integrantes; los padres, el hermano mayor, dos mellizos y y un bebé ―aún de brazos―.
Desirée rápidamente se encariñó con los niños, quienes le recordaban a sus tesoros, así que los acogió como si fueran sus niños y los cuidó durante todo el viaje; fue por ello que, cuándo el bebé y la niña enfermaron de gravedad, Desirée no dudó en robarle ―con ayuda de Candy― la carreta al señor García para regresar al pueblo, pues el mexicano se negó a detenerse.
El padre quedó sin nada de dinero, en el doctor gastó todo lo que García le había dado. Desirée vendió ―con todo el dolor de su corazón― sus Dessi Dess; Candy igual tuvo que hacerlo con sus Dulce Candy, y con el dinero que juntaron lograron pagar la deuda del padre ―para que ya no tuviese que separarse de su familia―, y la familia partió en un tren, mientras que ellas se quedaron y regresaron por el señor García.
