ANTHONY Y DESIRÉE CAMINABAN HOMBRO a hombro. Esa mañana el chico había ido por ella y le pidió que hablasen; aunque Desirée no lo demostró, estaba muy feliz de que él decidiera tomar la iniciativa y acercarse a ella. Caminaron en silencio un buen rato, hasta que finalmente Anthony habló.
―Lo siento, violette ―Desirée lo miró, era la primera vez que él la llamaba así.
―¿"Violette"? ―cuestionó, pasando por alto la disculpa del chico.
―"Violeta", en francés, tu idioma ―ella sonrió volviendo la vista al frente―. Nunca nos has contado de ello, Desirée, pero por tu nombre y tu acento tan marcado, es obvio que eres francesa.
―Aunque llevo más años viviendo en América ―El viento sopló, llevándose algunas hojas del suelo―. Me mudé aquí a los cinco años, mis padres murieron en un incendio. Entonces llegué al hogar de Pony y conocí a Candy ―relató con calma, en su voz había un dejo de tristeza. Cuándo hablaba del tema procuraba sonar feliz, pero con Anthony sintió tal confianza que se permitió recordarlos con melancolía―. Sé que "violette" significa "violeta", solo me preguntaba porqué elegiste ese apodo.
―Por tus ojos. Son azules, no obstante, hay ocasiones en que parecen violetas ―explicó, su voz gentil acarició el corazón de Desirée―. Lamento lo de tus padres... Lo siento.
